→ XI

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La mañana llegó y con ella, el revuelo en el pueblo

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La mañana llegó y con ella, el revuelo en el pueblo. Todos hablaban de una gran noticia: el secuestro de un oficial del la Guardia real, y no cualquier oficial, se trataba de Kirishima Eijirou, un querido miembro.

Todos los habitantes del pueblo terminaron sabiéndolo cuando uno de ellos vio el anuncio que Dabi había dejado en la entrada del hogar del pelirrojo, y ahí se armó un tremendo alboroto, sobretodo porque aquel letrero era casi una amenaza.

Los pueblerinos se alarmaron y los guardias también, todo porque ellos no sabían donde estaba Katsuki Bakugou. Exacto, porque ese simple anuncio decía claramente:

"Hemos secuestrado a Kirishima Eijirou, y si quieren verlo con vida de nuevo, díganle a Katsuki Bakugou que vaya al claro de bosque solo y que lleve al paquete con él. De otro modo, su querido oficial morirá".

¿A qué se refería con paquete? ¿qué tenía que ver Kirishima con Katsuki? ¿qué estaba ocurriendo? ¿por qué? Todas esas dudas se aglomeraban en las cabezas de los habitantes y de los guardias, quienes habían empezado la búsqueda desesperada del ladrón.

¿A qué se refería con paquete? ¿qué tenía que ver Kirishima con Katsuki? ¿qué estaba ocurriendo? ¿por qué? Todas esas dudas se aglomeraban en las cabezas de los habitantes y de los guardias, quienes habían empezado la búsqueda desesperada del ladrón

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—Kacchan, buenos días —sonrió Izuku, medio boztezando—. ¿No dormiste?

—Roncaste en mi hombro toda lannoche, ¿y así piensas que pude dormir? —espetó elevando una ceja, haciendo que él se sonrojara, lo que lo hizo sonreír—. Buenos días, Deku —murmuró para luego darle un piquito en los labios.

Izuku casi explotó de la vergüenza con su cara completamente roja, lo que causó una sonrisa complacida en el rostro del rubio. Luego, ambos se levantaron de donde estaban y se estiraron, estaban cansados de haber dormido en tan incómodas posiciones.

—¿Despertaron? —inquirió Kaminari frotando uno de sus ojos mientras se ponía de pie—. Buenos días.

—Buenos días —saludó Jirou, estirándose aún sentada.

—Sí, buenos días —suspiró Katsuki, bostezando—. Vayan ustedes a buscar algo de comer —ordenó desganado—. Y traigan algo de agua.

Desenredados [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora