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Simón.

Simón se encontraba en la sala viendo su computadora, la casa estaba a oscuras y una buena película estaba apunto de poner, servía mucho el hecho de que lloviera y tronara con tremenda fuerza afuera, le daba ambiente a la película.

Había comprado muchos caramelos y hecho palomitas, según él, la cita perfecta. También había una frazada ya que se cagaba de frío al fallar la calefacción.

Sonriente subió las escaleras en busca de la futura madre de sus hijos.

Ya habían pasado tres días desde que tuvo esa escena con Ámbar en la cocina, y está lo ignoraba y rechazaba por más que él le haya pedido disculpas.

Lo hizo en frente de sus amigas, pero solo azotó su casillero y se fue. Ellas le animaron un poco y fueron trás Ámbar tras despedirse de Simón.

Le compró un desayuno decente pero ella solo lo pasó por alto sin probar ni un bocado, y se llevó una manzana de desayuno.

Le escribió una carta pidiéndole perdón y declarando lo mucho que le gustaba, la amaba, y que perdone su estupidez, que él sólo es un tonto chico enamorado repleto de hormonas. Que lo siente y que la ama. Ella solo la rompió a la mitad sin siquiera mirarla.

Incluso le pidió una cita para compensar su mal comportamiento y ella sólo se abrazó al torso de Matteo y besó sus labios frente a él, sintiendo un estremecer en su corazón al ver como éste correspondía gustoso con intensidad, y soltando los boletos de cine se tuvo que ir con la cabeza gacha con su corazón nadando en la tristeza. Él también quiere besarla con amor.

Ella era mala... realmente mala, no le importaba que él estuviera frente a ella, no...

Y de cierto modo, su gusto por Ámbar creció más al darse cuenta de esto. Ella es tan mala que es excitante.

Ya arriba tocó la puerta de la rubia. -¡Ámbar! ¿Vemos una película? -preguntó con el tono más tierno que tenía.

Silencio. Un rato de insistencia y golpes contra la puerta después ésta se abrió dejando ver a Ámbar con mala cara. -¿Vos te pensas que después de lo que me hiciste me voy a sentar al lado de un sucio a ver una peli--

La abrazó. Sintiendo como esta se estremecía frente a él, rechazo, rechazo, rechazo, y más rechazo.

Tuvo que mantenerse así unos segundos hasta que esta dejara de moverse y quejarse.

Y así fue, luego de unos 10 minutos de intensa lucha, Ámbar paró cansada.

Simón aprovechó eso. -Recuerdo eso...

-¿Perdón? -habló la rubia recuperando el aliento.

-Que recuerdo eso, cuando éramos niños. ¿No te acuerdas? -murmuró y Ámbar lo miró sorprendida, obvio que lo recuerda... tiene todos los recuerdos de una infancia junto a Simón a su lado. Pensaba que Simón ya había dejado toda esa etapa atrás, por eso no puede evitar murmurar un "¿ah?" de sorpresa ante las palabras dichas.

Simón solo rió. -Cuando éramos pequeños, una vez me acuerdo que un niño me había empujado y me había lastimado la rodilla, yo en ese entonces era un pequeño niño llorón y lloré y lloré, mientras gritaba lo mucho que me dolía la rodilla -murmuró apenado-. Y recuerdo como llegaste... con tus patines rosados brillantes y tu cabello puesto en coletas. Te acercaste a mí y me abrazaste, me diste el abrazo más fuerte que sentí en la vida. Y corriste a golpear al niño, no había nadie que pudiera pararte incluso los demás niños no podían acercarse ya que revoleaste patadas y puñetazos -rió al recordar eso, es uno de sus recuerdos favoritos-. Luego no me acuerdo como, pero dejé de llorar y fuí hasta ti para detenerte, pues estabas por golpear a todos ahí... -continuó.

Ámbar al notar el silencio de Simón habló. -¿Y? ¿no vas a seguir? -preguntó con, extrañamente, un ligero, muy ligero tono emocionado.

-Pues yo me acerqué y me golpeaste, estabas tan enojada que no veías donde golpeabas. Y yo me acerqué -se alejó unos cuantos metros de ella para luego acercarse sigilosamente nuevamente-. Y te salté para abrazarte -dijo antes de nuevamente tomar en brazos a la chica, sintiendo todo el frío irse de la habitación. La lluvia afuera tronaba contra el piso y los truenos gritaban alaridos en el cielo y los rayos se estrellaban de manera brutal y caótica afuera. Era como si el cielo estuviera en guerra. Más ella solo escuchaba el golpeteo que emitía el pecho de Simón.

"Uno, dos, tres, cada vez más rápido."

Era relajante, tan relajante y cálido.

La luz se había cortado debido a la lluvia, la calefacción también era un asco, el cielo ennegrecido abrumante por las nubes que apenas se podían ver por el grosor de las gotas que caían a una velocidad exorbitante, al compás del chillido del trueno y el azote del rayo. Una escena que parecía salida de una distopía.

Pero ahí, entre las paredes de su habitación, con Simón abrazando su anatomía, sintiendo los latidos de su corazón. Se sentía tranquila, cálida y segura.

Y aunque fuera una escena voraz azotaba su día en plena tarde, ennegreciendo su día con frío y miedo, una distopía. Simón, al tener a Ámbar en brazos sentía que estaba en su propia utopía. Ámbar era su utopía.

Dia dos: "Crear momentos inolvidables."

Completada con éxito.

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Yyyyy bueno aqui les dejamos el siguiente capítulo ♡. No se olviden de seguir a MxstxrSwxg ♡. Los queremos.

Simón, el pervertido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora