cap. 4

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richie hizo una mueca al ver a su amigo acostado en su cama con un montón de papel alrededor de él, su nariz estaba roja junto a sus ojos.

—te ves jodido amigo—stan rodó los ojos.

—no me lo recuerdes—hablo con su voz gangosa y absorbió su nariz, tosió un poco—mejor ve a preparame una sopa caliente.

—achis, ¿porque yo?

—te recuerdo que cuando te enfermabas yo te hacia sopa, caldos de pollo ¡y calentaba tus calcetines! tampoco hay que olvidar que cambiaba tus sábanas ¿y tú ni un plato de sopa quieres prepararme? que mal amigo tengo—nego y fingió llorar, richie chasqueo la lengua.

—¿con vegetales verdad?

—tu si sabes cariño—el pelinegro rodó los ojos y salió de la habitación de su amigo y bajo hasta la cocina, bien, ahora tenía que poner en marcha todos esos episodios que veía en la televisión de cocina. ¿que mal podría quedar una simple sopa con vegetales?

(...)

—aqui está, si algo sabe mal no me culpes, sabes que no sé cocinar ni un huevo—stan tomo la cuchara y comió un poco de la sopa que hizo richie, parpadeo dos veces y volvió a comer.

—vaya, para ser la primera vez que cocinas, no te quedó tan mal—richie puso sus manos en su cintura y saco el pecho en señal de estar orgulloso de su trabajo.

—gracias, un punto más para mi para casarme con eddie.

—si tú, primero debes aprender a cocinar bien y después cásate con medio mundo si quieres.

—si, digo no, si eddie es medio mundo pues me caso con medio mundo.

—en serio que estas loco—el de lentes se sentó en la orilla de la cama de stan.

—por cierto, no estaré más tarde. me ire con eddie—sonrío y se sonrojo.

—¿una cita?

—eh, algo así—rasco detrás de su nuca.

—solo recuerda que en la primera cita no debe de haber besos.

—si lo sé—rodó los ojos—se me olvidaba que tú eres el rey de las citas y sabes todo.

—lo sé lo sé, ¿sabes? mejor déjame solo, quiero dormir—richie asintió.

—estaré abajo, cualquier cosa me avisas.

—si si, no me voy a morir—el pelinegro lo vio por última vez y salió de la habitación para entrar a la suya.

5:46 pm

richie salió corriendo cuando escucho que la puerta fue tocada, puso su mano en el picaporte y suspiro antes de abrirla y revelar a un pequeño castaño con un overol color azul mezclilla, con un suéter color durazno y tenis blancos, se veía tan lindo.

—¡hola! perdón si llegue un poco tarde, tuve que despedir a mi mamá porque tuvo que irse con una de sus hermanas—hizo un ademán con su pequeña mano.

—esta bien, tenemos más tiempo para nosotros ¿no?—cerro la puerta detrás de él y ambos chicos caminaron fuera del jardín del más alto.

—sip, tenemos tres días para nosotros, mi tía se enfermó y tuvo que ir a cuidarla y eso es un alivio para mi—rió por lo bajo—mi madre es tan asfixiante que no me deja tener mi propia privacidad.

—uy, el niño quiere privacidad ¿para que? ¿para hacer tus travesuras?—dijo richie con burla, eddie se sonrojo.

—¡no! necesito estudiar y mi mamá siempre me vigila para no hacer cosas que no debo hacer, no entiendo porque es así.

—si que te tiene muy vigilado he.

—ush si, ¿a dónde quieres ir? hay muchos lugares a donde podemos ir—entrelazo su brazo con el de richie haciendo que las mejillas del más alto se pusieran rojas.

—n-no lo sé, a donde tú quieras—eddie pensó por un buen tiempo hasta que sonrió en grande.

—¡ya sé a donde podemos ir!

richie solo se dejó guiar por aquel pequeño castaño.

Cotton Candy BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora