Era lunes, pero no un lunes cualquiera, era el lunes en el cual Kat se iba del pueblo. Siempre se había negado a irse y, sin embargo, ahora lo necesitaba. Habían pasado semanas desde el accidente y por fin había llegado el día.
Kat se levantó temprano y cogió su bicicleta. Debía despedirse y si no comenzaba pronto no le daría tiempo. A quien primero visitaría sería a la Señora Pomp ( la amiga de su madre). Entró en la casa-biblioteca y la llamó:
-¡Lola! Soy Kat.
Entonces la vio salir de detrás de una estantería, con una pila de libros en las manos. Los dejó en el suelo y corrió hacia Kat.
-Oh, querida, cuanto tiempo sin verte. Pasemos a la salita.
Fueron a un salón y se sentaron. Lola le ofreció un té, que Kat rechazó educadamente.
-Lola, vengo a despedirme, me voy a Nueva York. Me marcho hoy.
La señora se atusó el pelo y cogió de la mano a la muchacha.
-Te voy a echar de menos. Espero que vuelvas pronto.
Se dieron dos besos y un abrazo. Kat se disponía a irse, cuando la señora Pomp le cogió del brazo cariñosamente y le entregó un libro.
-Toma, para que te acuerdes de mi.
-Es imposible no hacerlo. Muchas gracias-fijo Kat dándole un fuerte abrazo.
Salió de su casa y se volvió a montar en la bicicleta. Pedaleó en dirección a la casa de Mark. Al llegar allí timbró y el chico abrió.
-Hola- dijo él sonriente- Me he enterado de que te vas.
-Vengo a despedirme-anunció ella.
Mark y Kat se sentaron en las escaleras de la fachada.
-Te voy a echar de menos. Siempre te querré... ¿Me dejas que te de un beso de despedida?
Kat dudo, pero sólo era un beso de despedida. Asintió y Mark le dio un dulce y último beso. Cuando sus labios se separaron, Glenn salió de la casa. Ambas se despidieron también y luego Kat se volvió a ir.
¡Esta vez fue a casa de Heather. Ella estaba fuera sacando la basura.
-Kat... -dijo triste- no te vayas, por favor.
Kat comenzó a llorar.
-Es lo mejor-sollozó- Os voy a echar muchísimo de menos y recuerda que tú siempre serás mi gótica favorita.
Estuvieron abrazadas minutos, pero empezó a llover y entraron en la casa de Heather.
-Tengo un regalo...
-No hacía falta, de verdad.
La gótica cogió un paquetito y se lo entregó. Kat lo abrió intrigada. Eran dos collares. En cada uno colgaba la mitad de una calavera, que se podían unir. Uno era para Heather y el otro para Kat. Se los pusieron y otra lágrima resbaló por la carita de la chica.
Después de un rato allí, volvió a salir y esta vez fue a casa de Isie, pero no estaba. Así que fue a donde vivía Vi. Violet estaba sentada en el jardín con Ashton. Se comportaban cariñosamente y parecían enamorados. Entonces, Vi vio a Kat y corrió hacia ella.
-No hace falta que vengas. Ve con tu novio, Ashton.
La amiga bajo la cabeza.
-No te lo conté porque estabas triste por lo de Mike...
-¡Yo ya sé que no tengo suerte en el amor! Isie está con Thomas, tú con Ashton y yo...¿por qué me pasa esto? Os envidio, os envidio una barbaridad. No entiendo por qué no puedo tener una bonita historia de amor como vosotras. Siempre me tiene que pasar algo malo. Mike no me habla, me odia. Y yo le quiero...-Una lágrima resbaló por la mejilla de Kat- Adiós Violet. Espero que tú sí seas feliz. Dale un beso de mi parte a Isie y a Hanna.
Y entonces se fue. Cogió su bicicleta y volvió a casa. No se despediría de nadie más, quería irse y punto.
La puerta estaba abierta y había maletas en el césped. Lucy estaba jugando con un peluche mientras comía cereales. Sam estaba empaquetando cuadros. El padre de Kat estaba revisando que hubiesen guardado todo.
-Ya estamos listos- suspiró George- Katita ayúdame a cerrar esta maleta.
Se sentó encima y se secó las lágrimas.
-¿ Estás bien?
Sammy abrazó a la chica.
-No voy a despedirme más. Me quedaba mucha gente, pero no quiero más despedidas. Además, Mike, que es uno de los que me quedan, no quiere ni verme. Eso me parte el corazón. Y me faltan Isabela y Hanna ,pero...
Kat empezó de nuevo a llorar.
Sonó el timbre y ella abrió. Eran Isabela, Hanna, Heather y Violet. Llevaban una bolsa de plástico en las manos.
-Kat, no te puedes ir sin despedirte- dijo dulce Isie- Eres una de mis mejores amigas y... Tenemos que darte algo.
-Te queremos y me parte el corazón que no pensases despedirte de mí- murmuró tierna Hanna.
Sacaron un álbum de la bolsa de plástico. En el interior había fotos de los momentos vividos por las chicas.
-Es muy bonito chicas. Os quiero.
Se abrazaron y Kat tomó la decisión de ir a ver a Mike.
Llegó a su casa y su madre le dejó pasar. Él estaba en su cama, descansando. Cuando la vio se puso unos cascos y puso a todo volumen música en su móvil.
-Mike- Kat le arrancó los cascos- sólo quiero decirte que me voy y que... Te quiero.
-Me alegro. Yo no siento lo mismo por ti.
Kat salió de la casa y se metió en un taxi con Lucy, George y Samantha, en dirección a la estación.
En otro lugar, más concretamente en casa de Mike, el chico se levantó de la cama y corrió a fuera de su casa. Se había dado cuenta de que había sido muy injusto con Kat y que la quería.
Ella ya se había ido. Mike llamó a un taxi,pues aún no podía coger su bicicleta por el accidente.
-Vaya muy muy rápido a la estación.
Kat ya estaba allí y en cinco minutos salía el autobús que llevaba al aeropuerto. Se sentó e intentó tranquilizarse. Cogió el libro que le había regalado la señora Pomp (El mago de Oz) y comenzó a leerlo.
-Kat, cariño, hay que entrar en el autobús.
La chica obedeció y se sentó en la ventanilla al lado de su padre. El autobús arrancó.
-Dile adiós a tu hogar.
-Papá, esto ya no es lo que llamaba hogar.
Entonces se giró hacia la ventanilla y pudo ver a Mike ir hacia ella. Kat le miró fijamente y vio que él decía algo que no podía oír. Mike hizo un corazón con sus dedos y le lanzó un beso. Kat escribió un "te quiero" en la ventanilla y pudo ver como Mike decía: "y yo".
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Lo que llamaba hogar
Novela JuvenilKat es una chica de catorce años. Después de dos años viajando vuelve a su hogar, su pueblo. Allí todo ha cambiado y adaptarse a su nueva vida supondrá un auténtico desafío para ella.