Capitulo 21: Superando tus temores.

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Kat entró en casa gritando: ¡ya estoy aquí! Samantha asomó la cabeza desde la puerta de la cocina, con Lucy en brazos. Kat estaba apoyada en la pared, sin caminar, para que no notara que tenía el tobillo mal.Sorprendida y dudosa, Sammy dijo:

-Hola... Soy Samantha y tú eres...

Hanna la miró fijamente, tímida.

-Soy Hanna. Kat me ha invitado a comer.

-¡Estupendo!-exclamó la adulta falsamente.

Cogió a la chica por la manga y la empujó al interior de la cocina.

-¿Qué horas son estas?¿Sabes cuántas veces he calentado la comida? ¿Y cómo invitas a alguien sin avisar?

Ella se secó el sudor y respiró dos veces fuertemente. Salió de la cocina y sonrió a Hanna.

-Vayamos a comer.

Dirigió la silla de la chica hasta el comedor y retiró una silla de la mesa del comedor para colocar a ella en ese lugar. Luego trajo una fuente con humeante pollo con verduras y un cuenco con arroz. Kat se sentó al lado de su amiga y Lucy y su madre en frente. Hubo un silencio incómodo que Kat rompió con un "¡Delicioso! Hanna se empezó a reír, una leve y tierna risa, que conmovió a Kat. Se abrazaron.

-Te he echado de menos-murmuró la rubio con un brillo especial en los ojos, el brillo que solía tener antes del accidente, cuando era feliz.

-Y yo... Y que sepas que no te vas a librar de mi.

Ambas rieron y se metieron en la boca un sabroso bocado de pollo.

Lucy miraba curiosa por debajo de la mesa la silla de ruedas. Sam se dio cuenta y cogió a la niña por la cintura para colocarla correctamente.

-Mami, la nena tiene ruedas. Es un coche-dijo la niña demasiado alto.

Samantha no sabía que decir, se puso roja y susurró un "lo siento". Hanna negó con la cabeza, como no te preocupes y le pusó una cara graciosa y rara a Lucy , que se rio. El resto de la comida fue amena y Hanna hablaba , reía y bromeaba como la antigua Hanna. Eso vacía feliz a Kat.

Por la tarde, salieron y quedaron en el mirador con Violet. Para ir allí había que atravesar el puente. Cuando llegaron a la entrada a él, Hanna paró en secó.

-No puedo- el brillo de sus ojos, volvió a desaparecer.

-Si Hanna , lo superaremos juntas, juntas. Yo no te abandonaré.

La chica negó.

-Por eso no eres tu misma, porque no lo superas. No tienes ese brillo en los ojos ni esa vitalidad. Estas deprimida y lo tienes que superar, tienes que ser la Hanna de siempre la que yo conozco. Para eso debes superar tu miedo y cruzar este puente junto a mi.

-¿Cómo quieres que sea la Hanna de siempre? ¿Cómo quieres que tenga vitalidad?-gritó en un mar de lágrimas-¡Mírame, Kat! ¡Mira donde estoy!

Kat no tuvo más remedio. Se colocó detrás de la silla de ruedas y dijo:

-Sujétate bien.

Entonces, corrió lo más rápido que pudo empujando la silla y cruzó el puente. Una vez en el otro lado...

-¡Lo hiciste!-exclamó feliz Kat.

-Lo hicimos.

Se abrazaron y siguieron hasta el mirador, donde pasaron una tarde perfecta las tres amigas.

Lo que llamaba hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora