LOCA POR ÉL II: Destinos encontrados (Gustavo Daneluz y tú) -CANCELADA-

16. La noche

La tarde llegó más rápido de lo que esperaba. Fui a comer, luego a cerrar los ojos un rato y en segundos el cielo ya estaba oscureciéndose. Me he estado mordiendo las uñas todo este tiempo, si sigo así, no me quedará nada por morder.

— ¿Ya estás lista? — pregunta Martina saliendo del baño, me mira de pies a cabeza. —creo que eso es un no.

—No sé qué hacer— suspiro mientras me tomo la cabeza— No sé qué ponerme.

— ¿Quieres ir como para mostrarle lo que se ha perdido o quieres ir más tapada que una monja?

—La segunda opción me gusta más.

—Pues bien, entonces déjame dar un vistazo a tu maleta. Martina Chanel te escogerá el outfit de hoy. — Martina corre hasta el lugar en donde está mi maleta, la sube a mi cama y abre el primer cierre. Saca ropa tras otra, se la queda mirando por minutos y luego la vuelve a poner en su lugar, para no desesperarme decido contestar algunos mensajes.

— ¿Martina, ya terminaste? Ya han pasado 30 minutos — le muestro mi celular marcando la hora

—Es que tus ropas no combinan... Aparte que trajiste pura minifalda y polos de tiritas, yo no sé cómo va a terminar esa cita.

—Dijiste que nos iríamos al caribe, en el caribe hace calor— me alzo de hombros y me levanto para tener una mejor vista de lo que hace— Ya, ya, esa falda con esa blusa. Punto.

—No, no, ¡espera! Ya tengo una idea—saca la misma falda que señalé con anterioridad— esta falda color marrón con esta blusa— levanta una blusa floreada con elástico en los hombros— ahora sí, corre a vestirte.

— ¿No se ve muy simple? — le pregunto cuando recibo ambas prendas

—Ah, vamos, _____. Simple tu enamorado, ya corre a vestirte. —Me empuja hacia el baño

— ¡Oye! — le recrimino por lo que dijo aguantando la risa, entro al baño y me pongo la ropa que Martina escogió, salgo y ella chifla, también me da halagos que más bien parecen otra cosa.

—No me pondré demasiado— me siento en frente del espejo y saco lo necesario de mi bolsita de maquillaje

—Seguro porque quieres demostrarle que ya no te importa. — contesta la chica que ahora está pegada en el celular

—Algo así— me coloco dos pasadas de rímel en las pestañas, un poco de blush, un labial de color no tan intenso y ya. — Ya estoy lista.

— ¿Vas a ir con el pelo suelto?

—Lo había olvidado— vuelvo a sentarme y me peino el cabello para un lado— iré con el pelo suelto.

—Bien, les avisaré que dentro de poco estarás ahí— Marca un número y al cabo de cinco segundos, contestan. Aprovecho para sacar mi bolso de mano y meter mi celular y cosas de primera necesidad —Ya puedes ir.

Me acerco a la puerta y Martina me sigue detrás. Antes de abrir la puerta volteo y la miro.

—Cualquier emergencia me mensajeas, ya sabes— me abraza tal vez para quitarme el nerviosismo—estaré pendiente.

—Ok, espero durar en esta cena que no es cita— ella sonríe cuando me escucha, le correspondo la sonrisa y me voy directo al tercer restaurante del crucero.

Apenas llegué a la entrada lo vi. Está de espaldas en una mesa que está apartada en una esquina, doy pasos cortos para alargar la sentencia. Mis piernas tiemblan y mi corazón late más fuerte conforme me voy acercando, espero no estar todo el tiempo así, porque puedo morirme de un infarto.