13. Sorpresa de año nuevo [1/2]

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—Los panqueques no llevan mantequilla.

— ¡Claro que sí! Si no, ¿cómo obtendrían el color amarillo?

—Pues porque están fritas— Achino los ojos al escucharlo sin dejar de mirarlo. Jonás cumplió con lo que dijo ayer y ahora ambos estamos sentados en la sala de mi casa esperando a que Martina venga a recogerme para ir con ella.

—Tú nunca quieres perder, ¿no?

—Claro que no, pequeña— me da un beso en la frente y el ceño que había fruncido antes, desaparece— ¿Habrá señal de teléfono ahí?

—Creo que sólo habrá internet.

—No importa, igual no dejaré de enviarte mensajes.

—Ni yo— me acerco y nos damos un beso largo, uno que compense todos los días que estaré sin él. Hasta que escuchamos el sonido de una bocina desde afuera.

—Debe ser Martina— me levanto del sillón y cargo mi mochila pequeña.

—Te ayudo con la maleta— Jonás se acerca para jalarla, yo aprovecho para llamar a mis papás y a mi hermano para despedirme de ellos.

—Prométeme que te vas a cuidar— me despido de mamá con un beso seguido de un abrazo.

—Sí mamá, lo prometo— paso por donde mi papá para despedirme también de él, me recibe con un abrazo.

—Toma muchas fotos para verlas cuando regreses— yo asiento a su petición. Me despido de Jeff y a los tres les prometo que los llamaré apenas sean las 12 en punto para saludarlos en pleno año nuevo.

Veo a mi novio parado a un lado de la puerta trasera del taxi y me despido dándole un último beso.

—A ti también voy a llamarte.

—Te estaré esperando— abre la puerta para que entre y así lo hago, me despido de todos con la mano y cuando arranca el auto, saludo a Martina.

— ¿Emocionada?

— ¡Sí! ¡Vamos a viajar y a estar en el mar todo el día! — grita, Martina siempre tiene energías para todo. Es la que le pone dulce a mis días amargos, adoro demasiado a mi mejor amiga y me gusta verla feliz.

En treinta minutos llegamos al alejado puerto de mi ciudad. El conductor nos ayuda con las maletas hasta la entrada, le agradecemos el gesto y Martina paga el pasaje.

—Tú pagarás cuando regresemos.

—Como diga, señora. — ambas entramos al lugar. Se parece al aeropuerto pero este es un poco más grande.

—Es por acá, ven— Martina me llama y la sigo hasta llegar al lugar en donde nos van a registrar y a recoger nuestro equipaje.

10 minutos después...

Nos acaban de llamar. Estamos en la columna que se hace para entrar al barco. Cabe resaltar que el crucero es enorme, la mitad de él es blanco y la otra es azul hacia abajo; tiene un montón de ventanas circulares pequeñas y por lo que veo, hay algunas habitaciones que tienen mini- terrazas. La columna se comenzó a mover y en ese momento Martina no dudó en sacar su cámara fotográfica para empezar a tomarle fotos a todo.

— ¡Qué emocionante! ¡Ya vamos a entrar! — Martina vocifera por todo lo alto y algunas personas que estaban delante de nosotras voltean a mirarnos como si fuéramos extraterrestres. A ella no parece importarle, está metida en su mundo.

—¡____! Tómame una foto aquí antes de entrar— mi mejor amiga se acerca al crucero después de haberme dado su cámara, le tomo un par de fotos y cuando estoy por tomar la tercera, veo que arriba de ella hay dos empleados con un balde gigante que al parecer contiene agua.

LOCA POR ÉL II: Destinos encontrados (Gustavo Daneluz y tú) -CANCELADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora