22. La Noticia

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No sé por qué Gustavo sigue molesto conmigo. ¡Si en ningún momento le he insinuado que quería regresar con él! Ya ha pasado una semana y por más que le envíe cien mensajes, no contesta.

+Guuuuustavoooooo

+¿Estás ahí?🙄

+¿Te encuentras bien?

+¿Sigues molesto conmigo?🙄🙄🙄

Y sigue dejándome en enviado, ni siquiera salen las dos palomitas azules del visto; pero bueno, no puedo hacer nada si él no quiere comunicarse conmigo. Aunque muy en fondo, no quisiera que por mi culpa se vaya a su ciudad y arruine sus vacaciones.

Estas vacaciones me están resultando demasiado aburridas, no hay mucho por hacer, hasta hace una semana a Martina la tenían trabajando en vacaciones y lo peor es que mientras hagas nada los días pasan demasiado lento. Bajo a la cocina a ver qué hay en el refrigerador; no creo que cenemos hoy, Jeff está pasándosela de lo lindo con su nueva novia... ¿Por qué yo no estoy con Jonás? Porque se fue a una conferencia de arquitectos a la capital de mi país. La jornada dura una semana, y recién anteayer se fue; me prometió que cuando venga me dará una sorpresa. No quiero imaginar qué es, por eso no lo pienso mucho.

Cuando bajo veo a mamá sentada en el sillón, me acerco para molestarla o hacer de lo que sea para llamar su atención.

—¡Mamáaaa! — bajo la voz cuando veo su rostro y, apresuradamente, me siento a su lado— ¿Mamá? ¿Qué pasa?

—Hija... disculpa que me veas así pero... pero tengo algo que decirles y no es algo bueno— habla con la voz entrecortada

—¿Qué es, ma? — trato de permanecer tranquila y no alterarme ni alterarla, acaricio con mi mano su espalda esperando a que diga lo que diga.

—No se lo digas todavía a tu hermano. — asiento con la cabeza cuando me mira— el único que lo sabe es tu papá. — se toma su tiempo para continuar— ¿Recuerdas la semana pasada, cuando fui a hacerme esos exámenes oncológicos?

—Sí, sí me acuerdo.

—Ha salido positivo...— no, que no diga eso, por favor— tengo cáncer.

La respiración me falta en estos momentos, nunca he sabido reaccionar a los malos momentos, mamá nunca me enseñó cómo actuar ante una situación tan delicada y tratándose de ella. Ella, ¿Qué haré sin ella?

—¿Cáncer de qué? — pregunto con la garganta rasposa.

—Al estómago— miro a mi mamá mientras ella mira un punto fijo. El corazón se me está que rompe en miles y miles de pedazos. Dios, esto no lo voy a poder superar.

—P-pero podemos hacer algo, ¿no, ma? Podemos ponerte en algún tratamiento a partir de mañana... si papá no puede ir, yo puedo acompañarte.

—El cáncer está ya avanzado, hija. Por eso me quejaba de mis úlceras, pero esto ya es algo más grave.

—Mamá, no— me rompo a llorar en sus brazos como una niña pequeña— no quiero que te vayas, por favor quédate con nosotros.

—Ya no hay mucho por hacer hija— me acaricia el cabello, no la estoy viendo pero sé que está llorando también— le pregunté al doctor y me dijo que las quimioterapias o radioterapias me acercarán más la tumba en vez de ayudar.

—Entonces...— levanto la cabeza para mirarla— ¿Cuánto tiempo te queda de vida?

—Según el doctor, cinco meses.

—¿Cinco meses? ¿Tan poquito? — vuelvo a echarme en su regazo y pienso en cómo será mi vida a partir de ahora.

—Eso es lo que dicen...

—Eso no es justo, mamá. Maldito cáncer. — suspiro entre lágrimas.

—Así son estas enfermedades, nunca te avisan cuando llegan— sigue acariciando mi cabello como consuelo, lo que ayuda a mantenerme un poco aliviada. — no quiero que cuando tu hermano venga nos vea así.

—¿Por qué no? Si de todas maneras se va a enterar

—____...

—Está bien— me repongo y trato de quitarme las lágrimas recientes— iré a caminar por ahí, necesito aire. — mi mamá asiente y me mira ir. Apenas pongo un pie fuera de mi casa me dan ganas de volver a entrar por el contraste del aire en mi cara, camino un par de cuadras y siento la necesidad de hablar con alguien, pero, ¿a quién llamo? ¿Martina ya habrá salido de su trabajo? ¿Y si no? Todas las personas cercanas a mí se me aparecen en mi cabeza, pero no sé si todas sean las adecuadas como para ayudarme a sentirme menos mal de lo que ya me siento. Quisiera llamar a Jonás en este momento, pero está en su conferencia y no quiero molestarlo. No sé si Gustavo sea una buena opción, pero como sea, ya tengo el móvil en la mano y estoy marcando su número.

<<pero Jonás es tu novio, lo más coherente es que lo llames a él>>

Lo sé. Pero Jonás no está aquí, una llamada no va a consolarme. Necesito de alguien, de un hombro para llorar, de un abrazo largo que me parezca eterno; no necesito un consejo, necesito que me escuchen sin interrumpirme. Necesito eso ahora.

—¿Aló? — contesta él, desde el otro lado de la línea.

—¿Gustavo?

—¿Sí, ____?

—Necesito que vengas, es urgente.

—¿Me pasas tu dirección?

—Te la mando por mensaje, pero por favor, dime que vendrás.

—Tranquila, sí iré.

LOCA POR ÉL II: Destinos encontrados (Gustavo Daneluz y tú) -CANCELADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora