Capítulo 19.

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Melanie

Lo único que puedo decir en este momento es que Derek es un estúpido.

Hace aproximadamente treinta minutos que recibí una llamada de Aiden, justo cuando me encontraba tranquila y relajada viendo un maratón de películas en mi departamento luego de un día intenso de trabajo. Él llamó para pedirme el bendito favor de pasar a recoger al rubio al hospital, porque resulta que al señor se le dio por no acatar las órdenes en un operativo y salió lastimado.

Si bien, Ronan varias veces antes mencionó que Derek siempre hace lo que se le viene en gana y que por eso no lo convocan a operativos importantes, pero resulta que el tatuado está con mi mejor amiga haciendo sus labores de papá y por eso le dijeron a su amigo para que le sustituyera.

Vaya sustitución, ¿no?

El doctor que minutos antes me dijo que estaba haciendo el papeleo de registro para dejar ir a casa a Derek aparece por el pasillo acompañado del susodicho, lo sostiene de la espalda baja para ayudarle a caminar sin tambalearse.

El cabello rubio del chico está desordenado, mientras que en su mejilla izquierda ya se deja ver una enorme marca de color morado que contrasta con el color pálido de su piel. Una de sus manos está sosteniendo un costado de su abdomen, donde es casi seguro que lo golpearon. Incluso tiene un vendaje alrededor de sus nudillos.

Hace algunas muecas de dolor mientras avanza a pasos lentos, aunque después de todo no se ve tan mal.

Sonríe en mi dirección como si no le hubiese pasado nada, y se acerca para abrazarme.

-Terroncito de azúcar, gracias por venir por este sexy hombre convaleciente - blanqueo los ojos mientras le devuelvo levemente el abrazo para no lastimarlo más.

Observo al doctor, expectante a sus indicaciones.

-Acabo de darle un antibiótico al señor Mitchell que hará que los golpes que tiene no le duelan ni un poco durante toda la noche, aunque es importante que mañana que empiece a sentir dolor se tome los medicamentos que ya le he recetado. Un par de días de reposo van a bastar para que el golpe en su costado derecho desaparezca, te lo encargo mucho - la amabilidad en su voz es demasiado clara.

-Gracias por todo, doctor - finalizo con una sonrisa antes de echarme a andar con Derek hacia el estacionamiento del hospital, donde una camioneta de la policía nos está esperando para llevarnos a la casa del chico.

Una vez que ambos hemos trepado en la parte trasera del vehículo, el rubio empieza a contarme cómo es que terminó en esta penosa y dolorida situación.

-...entonces los tres mastodontes se abalanzaron contra mí, y apliqué varias de las llaves de defensa personal que aprendí hace años, es por eso que no me dejaron tan mal. Pero Mel, hubieras visto como quedaron ellos, es evidente que yo gané la pelea - el oficial que conduce la camioneta nos observa por el espejo retrovisor y ríe por lo último que dijo el rubio, está más que claro que me miente.

-No gastaré mi saliva diciéndote lo idiota que resultas ser la mayoría de las veces. Pero si Aiden ya sabe como eres, ¿para qué te invita? - me da una mala mirada.

Recuesta su cabeza sobre mi hombro, al tiempo que yo miro por la ventana y me doy cuenta que casi estamos llegando a su casa.

-¿Lo que el doctor quiso decir es que mañana me voy a sentir como si un camión de carga repleto de vacas gordas me hubiese pasado por encima? - su pregunta me hace reír un poco debido a la manera tan peculiar en que la dijo.

Tentación infernal #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora