Capítulo 15.

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Melanie

La mano de Derek se entrelaza con la mía al cabo que nos adentramos al lugar donde tiene su refugio para caninos, el simple gesto provoca que mi cuerpo entero se estremezca.

El refugio queda justo detrás de la enorme casa de sus padres, así que el ambiente aquí ya me es familiar. En el camino veníamos hablando acerca del trato especializado que se hace con los perros y de toda la gente que trabaja en el lugar para que funcione de la mejor manera. Trabajo desde darle higiene a cada uno de los animales y educarlos lo mejor posible para que estén en disposición de ser adoptados por una familia que los cuide como se merecen.

No voy a negar que me enorgullece esta acción tan humanitaria por parte del rubio, algo que me hace adorarlo aún más.

-¡Hey! - exclama Derek, soltando mi mano para acariciar el pelaje amarillo de un perro que acaba de acercarse a nosotros.

Sonrío al verlo juguetear con el canino, entonces él me mira también aún con sus gafas oscuras puestas y sonríe abiertamente.

-Te presento a lagrimita; a él lo encontré acostado en el jardín de mi casa y parecía estar llorando, de ahí surgió su nombre. Vamos amigo, saluda a Mel - suelto una risita tierna ante su explicación.

Me pongo de rodillas contra el césped y extiendo una de mis manos en dirección al cuadrúpedo, rápidamente pone una de sus patas delanteras sobre mi mano. Mis ojos se achican cuando sonrío nuevamente por ese acto, el rubio me ayuda a levantarnos y con un silbido hace que otros perros se acerquen a nosotros. Me quedo estática y sorprendida, todos los perros están perfectamente educados.

-¿Quién educó a todos estos pequeños? - pregunto mientras varios perros me saludan.

Sus ojos azules hacen contacto con los míos y después me dirige una sonrisa arrogante.

-Tienes frente a ti al instructor personal de este refugio canino, hermosa - suelto una carcajada.

-No lo puedo creer - admito.

Según el chico, hay alrededor de cincuenta perros aquí y en promedio, diario son adoptados tres de ellos por familias amorosas. Caminamos hacia el interior de los dormitorios y cada uno de los perros van a su espacio, dejándonos al rubio y a mí solos. Ambos pasamos a lavar nuestras manos con jabón y luego volvemos a la estancia principal.

-¿Por qué haces esto por ellos? - cuestiono una vez sentados en una banca metálica en el jardín.

Él suspira y pasa una de sus manos por mi cintura para atraerme hacia su cuerpo. Recuesto mi cabeza sobre su hombro con los ojos cerrados y lo escucho hablar:

-Cuando viajé a Manchester por Ronan las cosas estaban muy feas en la zona donde él vivía, te robaban por doquier o simplemente te golpeaban por nunca haberte visto por ahí. Ese día que recién llegué a buscarlo sus vecinos matones intentaron quitarme todas mis cosas a golpes y lo único que hice fue defenderme de la misma manera, hasta que llegaron otros tres tipos en su ayuda. Eran alrededor de cinco chicos contra mí solo, y cuando me creí perdido, como por obra divina llegó un perro de raza pitbull en mi rescate. Solo le bastó con ladrar unas cuantas veces y morder a uno de ellos para que me dejaran en paz, desde ese momento me volví un defensor de todos los caninos. Me juré a mí mismo y a ese pequeño héroe de cuatro patas que siempre cuidaría por todos esos perros que no tuvieran un hogar, le prometí que yo sería la persona que los rescatara como él lo hizo conmigo. Hasta el momento lo he cumplido y me siento muy feliz por esa decisión, ¿sabes? - acaricio el dorso de su mano con comprensión mientras que él enreda sus largos dedos en mi cabello.

Tentación infernal #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora