01.

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Jungkook.

¿Alguna vez quisieron ir con una almohada y pijama a la escuela? Sería mucho más cómodo para poder recuperar el sueño tranquilamente.
Si ya de por si me cuesta despertarme temprano, esta mañana era algo extremo. No estoy de humor, llegaré tarde y joder no encuentro mis putas llaves.

Genial, me iré a pie.

Salí de mi departamento y me dirigí a la universidad. Como si mi mañana no hubiera sido de lo peor, comenzó a llover pero no sentí que las gotas cayeran encima mío voltee y me encontré al niñato idiota de la universidad con un paraguas rosa cubriendome. Noté que desprendía un olor poco común, joder era muy dulce ¿Él mocoso está en celo?, debe de ser un perfume.

—Se podría enfermar Hyung y no queremos eso, estar mal es muy feo, no dejan comer golosinas.

Hizo un puchero, iugh.

—Lárgate mocoso.

—Hyung, no soy un mocoso—Abultó sus labios con el ceño fruncido.

—No te conozco, así que largo.

—No me iré porque si no se resfriara y será mi culpa por no protegerlo.

—No será tu culpa porque yo quiero que sea así ¿Entiendes?

—Yah, Hyung no sea gruñon y no me iré, no,no,no.

Deje de insistir porque sabia que este idiota no se iría ademas, ya íbamos a llegar y mi martirio acabaría.

—Llegamos, adiós mocoso—Me di media vuelta pero sentí algo cubrirme la cabeza era...

¿Un gorro?

—Para que este calentito Hyung—Sonrió haciendo que sus ojos desaparecieran, que raro.

—No necesito esta porquería tuya niño—Traté de quitármelo pero él me lo volvió a acomodar

—Me lo tejió mi abue Hyung, no diga eso y no se lo quite hace mucho frío y usted no trae más que esa chaqueta.

—Joder mocoso—Me volví a voltear y me dirigí a mi salón.

Todos en los pasillos me miraban como ya era costumbre, llegue a mi salón que por cierto ya estaba lleno. Note más miradas en mi, algunas chicas me miraban con expresión tierna.

¿Qué carajos?

•••

Cuando por fin la clase de biología había terminado salí de allí y me encontré con Hoseok y Namjoon sentados en la cafetería que al verme rieron.

Bonito gorro Jungkook—Habló Namjoon tratando de calmarse.

—¿Qué?—Cogí su cuchara y me vi en el reflejo.

Niñato de mierda.

—¡Mierda! Estúpido mocoso.

El gorro era de color rosa pastel y un pompón blanco.

—¡Hyung!—Sentí un beso en mi mejilla junto a una voz irritante y chillona.

OMEGAVERSE® KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora