27.

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Un día con Annie y Jimin.

—¡Annie!—Grité desde la cocina por quinta vez.

Deje los platos en la mesa y subí las escaleras.

—Mierda—Maldije cuando pise un lego.

Los miércoles son mis días libres por lo tanto estaba con pijama y descalzo.

Tome el lego y lo tiré por allí.

Joder que si dolió.

Me dirigí al cuarto de Annie y la encontré durmiendo.

—Es que eres igual a tu padre—Rode los ojos y agradecí con despertarla 15 minutos antes

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—Es que eres igual a tu padre—Rode los ojos y agradecí con despertarla 15 minutos antes.—Annie—Murmuré moviéndola.—¡Anabelle!

—¿Q-que pato?—Dijo levantándose de repente.

—Tienes que ir a la escuela pequeña, así que levántate—Dije para sacar su uniforme de su armario lleno de estampitas de superhéroes.

—Ugh, cinto minutos mash—Dijo con un puchero.

—Se convierten en horas Ann—La mire con
reproche.—Vamos a vestirte, a ver levanta.

Bostezo mientras alzaba sus bracitos para cambiarle su pijama por la camisa de colegio. Su uniforme consistía en una falda a cuadritos azul con verde, camisa blanca con un listón en medio del cuello también verde y medias.

Cuando quise colocarles los zapatos pataleo quitando su manito de su boca.

—No Appi, eshos no, quieno los otros —Dijo con un puchero.

—Cariño, la profesora siempre me dice que tienes que utilizar estos—Me mire con cara de cachorrito y suspiré.—Mocosa—Dije para colocarles sus botines.

—Cool—Dijo colocándose unos lentes de sol y reí.

—Le quite los lentes.—Muy cool pequeña, ahora a lavarse.

Después de que se aseara bajamos a darle su desayuno.

—Appi teminé—Dijo mostrandome su plato vacío de cereal.

—Dame esos cinco—Dije estirando mi palma para chocarlas.—Ahora ven aquí que vamos a peinarte.

La cargué y la senté en el sofá para comenzar a desenredar su cabello. Cuando ya estaba totalmente libre de nudos dividi su cabello a la mitad e hice dos colitas bajas y después trencé.

—Ya está, ve por tu mochila y nos vamos—Deje un beso en su cabeza y se fue corriendo haciendo que sus trencitas se movieran de un lado a otro.

Tome su lonchera, las llaves y fui a la entrada.

Me coloque el abrigo y tome el de ella para colocárselo, al igual que su gorrito.

—Ahora si pequeña, nos vamos—Dije abriendo la puerta.

OMEGAVERSE® KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora