Penumbras

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Hace trece años, en un punto alejado del bosque. Una mujer gritaba y gemía de dolor puesto que, en su vientre una criatura se había formado y ya deseaba ver la luz del sol; si a esta bella dama hace un año atrás le hubiesen dicho. — vas a sufrir y gritar—, seguro una risa ella dejara escapar pero para su infortunio ( o eso pensaba ella) estaba por traer al mundo a una criatura.

—haaaa...— Ella gritó y con este grito otro ruido se escucho.

—waaaa.— Era llanto.

Algo escapó de su interior y al verlo la mujer se estremeció, pues sin duda aquella protuberancia que antes estaba en su vientre era una nueva vida. Era lo más hermoso que había llegado a contemplar; con dolor en su corazón y lágrimas en los ojos ella exclamó.

—¡oh! perdóname por favor .—

¡Perdóname! una vez más exclamo la mujer.

Pero era imposible volverlo a ver; su partera, una mujer cercana a los ochenta años le arrebató la criatura, sus ojos saltaban de sus cuencas con una mirada de deseo.

— Por favor déjame tenerlo.— Dijo casi sollozando la madre con un llanto constante.

— ¡No¡ — Exclamó la partera, con voz firme y grave.

— Ese no es el trato, tú has renunciado a verlo de nuevo; olvídalo y vete.— Entono la mujer con calma mientras se lamia los dientes con cada palabra. Con esto se llevo al bebe a lo profundo del bosque corriendo con prisa y sin mirar atrás. A lo lejos se escucho el lamento de la madre, quien profundamente arrepentida anhelaba tener fuerzas para ir tras la partera.

— Noooo por favor.—

Con cada paso que la partera dio el ruidoso clamor de la madre iba disipándose por el sonido de las ramas, el viento y los animales quienes fueron los únicos testigos de aquella noche. En una cueva tan extraña como bonita, con paredes altas aunque húmedas, de las cuales brotaban arbustos largos como si fueran cabellos de la roca misma. Entró la mujer llevando en brazos a la frágil criatura.

— ¡Oh¡ mi pequeño; Que destino cruel el que te espera.—Pronuncio la anciana; dejó a la criatura en una canasta, pequeña y mohosa, con eso salió de la cueva dejando al pequeño en penumbras.

—Waaa.— Sollozó la criaturita.

—Waaa.— Pero nadie iba en su ayuda.

En ese momento pasaba en su caballo un hombre fornido y de aspecto algo amenazante cuya edad asomaba en su cabello ya que tenía unas cuantas canas, pensó haber escuchado algo y detuvo su caballo para prestar atención a lo que escucho.

— ¡waaa!—

Se sobresalto, era el llanto de un niño; el llanto enfatizaba molestia y el hombre se acerco a investigar, más su plan no era ayudar, solo iría a criticar a los padres que no le daban fin a tan insistente llanto.

Se acerco a la cueva pisando fuerte para que escucharan sus pasos, pero el jinete no vio ni la luz de una vela alumbrando la instancia, a lo que dijo gritando.

— ¡Inconcebible! ¿Cómo dejan gritar así a una noble criatura? ¡Granujas es lo que son!—Entono en un tono aun más fuerte, pero la oscuridad se unió con el eco de su voz socavando su piel y helando sus huesos, ya que desde la entrada de la cueva pudo observar lo solo que se encontraba el y un cumulo puesto disimuladamente sobre unas rocas que simulaban una mesa.

— ¡No es posible! Exclamo.—

En una pequeña y mohosa canasta ahí estaba, era el frágil cuerpo sin cobijo de un bebe cuyos grandes ojos brillaban después de tanto llorar.

— ¡Oh pequeño, oh pequeño!—

— ¿Quién podría hacerle esto a una criatura inocente?—Mientras lo decía tomó al bebé con cuidado y lo envolvió en su capa, decidió entonces que no dejaría que alguien le hiciera daño. El bebito se calmo inmediatamente pues al tener cobijo y calor se sintió seguro.

El hombre soltó una risa muy hermosa, mientras sostenía al bebe dijo.

— Oye bebito, dime ¿Cuál es tu nombre¿ Sera acaso ¿Erick? No, no lo creo, ni a mí me gusta; ¿Qué tal Mathias? Mmm No ese tampoco, entonces ¿Qué tal Dereck?—

Curiosamente el bebe hizo una mueca que hizo pensar al jinete que había acertado.

—jajaja .—Rio y dijo.

— Hola pequeño Dereck, mi nombre es Renaldo; es un gusto conocer a tan valiente bebito.—

Así mismo continúo su camino a casa en compañía de la pequeña criatura cubierta hasta el cuello por la capa del jinete ya que su casa quedaba algo alejada de bosque justamente en un pueblito llamado Chainsspell.

Crónicas de Arzo [Un Reino Secreto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora