En la inmensa oscuridad se mantuvieron en movimiento los carruajes, pueblos fueron quedando tras de sí a lo largo del camino e Imed solo lograba ver un inmenso paisaje con sembradíos de trigo que se movían con la insistente brisa.
Al ver en el horizonte como asomaba el sol sus primeros rayos, Imed golpeo la ventanilla del carruaje tres veces haciendo que el cochero abriese.
—No veo señales de Central Azpell por ningún lado. ¿Seguro que tomaste el camino correcto? No hago más que ver trigo y trigo de lado a lado. ¿Cuánto tiento falta para llegar? No tienes ni idea de que podría pasarte si llego tarde por tu culpa —. Dijo Imed sin pausa.
—No se preocupe señorita, falta menos que cuando comenzamos, llegaremos... mmm, justo al amanecer—.
—No estoy segura de eso, no hay más que trigo en esta vía desde hace horas—.
—Estos son los campos de cultivo de los nobles del este, pronto dejaremos todo esto atrás para saludar a la gran Central Azpell —. Respondió por la ventanilla viendo como Imed se reacomodaba en el asiento del carruaje y decía algo que fue imposible entender.
No pasaron más de un par de horas cuando sol comenzó a arropar con su calor y claridad todo a su paso.
—Como prometí señorita Imed, hemos llegado a los linderos de la ciudad frontera, puede incluso asomarse y ver desde acá a la gente que hace fila por entrar.
Imed asomo su rostro por la ventana del carruaje y soltó un suspiro al ver que estaba llegando justo a tiempo.
Pronto llegaron a las puertas de la ciudad y antes de pasar fueron detenidos por los guardias que controlaban el acceso.
—Solo un carruaje por visitante—.Se escuchó dentro de uno de los yelmos de los guardias mientras el resto se interponía entre el carruaje y las grandes puertas.
—¿Por qué nos detenemos? —. Se escuchó dentro del carruaje junto con unos golpes insistentes en la ventanilla del mismo.
—Puro Formalismo señorita, los guardias no nos permiten entrar—.
—Lo que faltaba, justo cuando comenzaba a calmarme. ¡Ábreme la puerta! —. Dijo Imed mientras soltaba su cabello y lo dejaba caer sobre sus hombros. «No es posible que todo deba hacerlo yo; si tan solo Fustán... », Pensaba Imed cuando se abrió la puerta frente a ella.
De las sombras del carruaje salió una mujer hermosa y delgada, con una piel morena tersa y un cabello negro largo que parecía haber sido peinado segundos antes.
—¿Ocurre algo caballeros? —.Pregunto Imed dejando caer su falda y creando una nube de polvo.
—Tenemos reglas aquí, no podemos permitir que cualquier forastero venga a Central Azpel con cuanta basura se le antoje. — Soltó uno de los guardias después de aclararse la garganta.
—Tiene razón, hay mucha rata callejera de los pueblos vecinos; siempre me quejé de eso mientras vivía aquí. Ahora, estás perdiendo el tiempo con las personas equivocadas cariño, tengo una reunión importante y es vital que llegue allí lo antes posible. —
Todos los guardias soltaron una carcajada que hicieron temblar la ceja derecha de Imed.
—Lamento desilusionarla pero no creo que sea posible una reunión "importante"; además... — Dijo el guardia mientras se quitaba el yelmo, tomaba el antebrazo de Imed con firmeza y le guiñaba un ojo. —Todo lo que viene a buscar alguien como tú a esta ciudad lo podría encontrar con nosotros, así se ahorra el viaje y unas cuantas enfermedades —. Le dijo en el oído a Imed con un susurro inyectado de deseo.
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Crónicas de Arzo [Un Reino Secreto]
AdventureCuando el núcleo familiar de Dereck se ve cercenado por la ambición, el deseo y la ira este tendrá que emprender un viaje en busca de sus seres amados, esto lo confrontara cuando descifre la razón de todo y como esto se relaciona con su pasado, un p...