T.O.C

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Imed dejo a Fustán y a los niños en el baño, se sacudió la suciedad y paso a su habitación; la decoración era de un tono rosa claro con blanco, la cama con dosel tenía un tejido fino de muy buena calidad, tenía una mesa a cada lado de ella que estaban cubiertas por un tejido igual de hermoso que el de la cama, cada mesita tenía dos candeleros de bronce con solo una vela encendida, en la mesa del lado derecho se encontraba un reloj de arena capaz de medir 60 minutos precisos y ya llevaba la mitad del mismo; el suelo frente a la cama estaba adornado con un tapete que tenía un conjunto de rosas bordadas de color blanco.

A un costado de la habitación se hallaba un armario de madera tallado con rosas y enredaderas en donde guardaba sus vestidos por color y diseño; al otro extremo se vislumbraba un tocador que hacia juego con el armario, tenía un espejo del tamaño necesario para reflejar la habitación sin olvidar un rincón, en el tocador se encontraban diferentes botellas de vidrio acomodadas por tamaño y color, al lado opuesto habían tres cofres de madera tallados con todo tipo de flores y bellas aves, cada uno con un tamaño diferente al otro en donde guardaba sus accesorios por valor, ubicando los de mayor valor en el cofre pequeño y los de menos valor en los otros de mayor tamaño.

Imed se acercó al tocador, recogió la vasija con la que se lavaba el rostro y vertió suficiente agua para comenzar su limpieza, tomo una toalla, la sumergió, exprimió y froto en su rostro y brazos varias veces.

Una vez que termino de arreglarse, estiro las mangas de su vestido que le llegaban a sus antebrazos, tomo una cinta y cerro su cofre mediano luego de recogerse el cabello en un moño, paseo su mirada por la habitación para cerciorarse de que todo estuviese en el lugar indicado, noto que el reloj en la mesa junto a la cama estaba por quedarse sin arena, dio un salto y corrió a voltearlo nuevamente.

- ¡Santa Clemencia! es tarde. -

Salió rápido de su cuarto y paso por el pasillo que conectaba el baño con los demás espacios de la casa; entro a la cocina y apago el fuego que ya había hecho hervir el agua, tomo un reloj de arena que siempre mantenía en la cocina y lo giro haciendo la arena caer nuevamente mientras reanudaba la preparación de la comida.

- Ya está lista la sopa, huele muy bien por acá. - Dijo mientras levantaba la tapa del caldero y meneaba cuidando de no dejar caer nada.

Se dirigió a la alacena y saco veinte vasijas de tamaño mediano para servirle a los niños y saco 2 de un mayor tamaño para Fustán y para ella.

Rápidamente traslado la comida al comedor sin verter una pizca al suelo, distribuyo los veintidós platos alrededor de la mesa y acerco las nueve sillas de los nuevos visitantes. Se apartó satisfecha de la mesa y noto como estaban ubicados cada uno de los envases en el centro de la mesa, sus ojos notaron como el humo de la sopa, un muy vistoso brócoli hervido con zanahorias y una ensalada de papas creaba un nuevo ambiente frente a sí.

Regreso a la cocina con calma y vio el reloj a poco tiempo de quedarse sin arena. -Justo a tiempo, todo debe hacerse en un tiempo determinado para que salga perfecto - dijo Imed satisfecha por su hazaña.

- Ahora a buscar a los pequeños y al holgazán de Fustán. - Dijo mientras se alejaba de la cocina para ir en busca de sus visitantes.

- Hermano, ya está la cena, encaminándose que ya es hora de comer. - Dijo después de haber tocado dos veces la puerta de la habitación de Fustán, continuo su camino y se posiciono frente a la puerta de la habitación de los pequeñines, se detuvo antes de tocar y limpio la manija con un trapo que saco de su vestido, y sin tocar abrió la puerta apresuradamente.

- síganme, ha pasado un poco menos de una hora; han tenido tiempo de sobra y si no tomamos el control del tiempo todo será un desastre.

De la habitación salieron primero los doce chiquillos acostumbrados ya a sus estrictos horarios, tras de ellos iban los ocho nuevos niños quienes los seguían torpemente sin comprender la impaciencia de aquella mujer; Dereck se adelantó tres niños y tomo la mano de Ann mientras bajaban al comedor y de camino detallo cada rincón que estuviesen disponibles a sus curiosos ojos preguntándose si Imed realmente estaría loca como le habían dicho.

Crónicas de Arzo [Un Reino Secreto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora