Jamie estaba con el ceño fruncido al igual que la mayoría de los invitados, la aparición de Melanie en el pueblo que ella había jurado jamás volver los tenía muy sorprendidos y por la cara de Dakota intuía que no era muy bienvenida, mucho menos en un momento así, se escuchaba el repiqueteo de los altísimos tacones de la mujer por el pasillo, más dispuesta a avanzar con todas las mirada sobre ella de lo que la novia parecía dispuesta a aceptar, él frunció el ceño diciéndose que lo que importaba aquel día en especial era su nueva esposa. En ese momento tenía las mejillas rojas y la vista vagando por el recinto, esperó a que sus miradas se cruzaran y le dio una pequeña sonrisa para calmarla sintiéndose complacido cuando no apartó sus ojos de él.
-Cuida de ella Dornan -Don le entregó la mano de su hija y sintió como Melanie le daba un apretón en el brazo, aunque no le puso atención.
Le gustaba mucho como se veía con aquel vestido estilizado, parecía mayor y sofisticada, sin poder evitarlo dejó de prestar atención a la ceremonia y la recordó como una pequeña niña andando hasta él con pasos tambaleantes antes de caerse de bruces, habían estado unidos desde entonces, se había sentido de alguna forma ligada a ella y aquello se reforzó una tarde lluviosa en la que Jamie y su padre habían ido al rancho Johnson luego de ver pasar a toda prisa el convertible rojo que Don había adquirido recientemente, los dos supieron que algo no iba bien y cuando llegaron a la enorme casa Dakota estaba sentada en el porche descalza, con unos pequeños vaqueros rotos y una camisa manchada de lodo, Jim le dijo que se hiciera cargo de ella mientras él entraba en la casa de dónde venían sonidos de golpes y maldiciones, él había rodeado a la pequeña niña de cuatro años con un brazo.
-¿No tienes frío?
-Mami se fue -le había dicho la pequeña, bastante decaída.
-Sígueme, vamos a ponerte zapatos -la ayudó a levantarse y tomó su diminuta manita. -¿Tienes hambre?
-Sí.
Dentro de la casa le había puesto unas pequeñas botas rosas que encontró tiradas en la entrada y luego la llevó a la cocina donde le preparó un emparedado, le cortó los bordes y se lo sirvió con un vaso de leche, cuando acabó le lavó el rostro manchado de mermelada de moras y la llevó a su habitación donde la acostó y le leyó un cuento que encontró sobre una repisa.
-¿Dónde se fue mami? -le había preguntado ella una vez más al acabar el cuento.
-No lo sé, pero tienes a tu padre para que te cuide ahora.
-¿Tú tienes mami?
-Sí, ya la conoces.
-¿Me la prestas?
Jim apareció con Don en la puerta en ese momento, le agradecieron por cuidar a la niña y se marcharon, de camino a casa Jamie se había enterado que Melanie había dejado a su esposo porque finalmente un agente de talentos le había conseguido un papel en una película, era lo que siempre había querido así que tras tomar sus maletas había dicho que jamás volvería a ese pueblo y que le mandaría los papeles del divorcio desde la gran ciudad.
-¿Y qué va a ser de Dakota? -había preguntado el chico. -Puedo ayudar a cuidarla luego de la escuela.
-Ya veremos -había dicho su padre.
-Procederemos con los votos -dijo el párroco devolviéndolo a la realidad.
Tomó las manos de Dakota entre las suyas que temblaban levemente, leyeron los votos que habían escrito un día antes por la noche, luego de acostar a Dulcie, no hablaban de amor para toda la vida, sino sobre el compromiso de su unión para el bien común, teniendo las manos de ella así entre las suyas con sus nuevas sortijas de matrimonio le vino otro recuerdo a la mente, esta vez de ella siendo protectora con él; luego de que Melanie se fuera fue Lorna quien había acogido a la pequeña Dakota como su fuera su hija, ella siempre había querido tener más hijos pero sus problemas de salud no lo permitieron, la adoraba, peinaba y la llevaba de compras alegando que Don no tenía la paciencia para ello y Kelley, quien se había convertido en la esposa de Don un mes después de la partida de su ex esposa estaba muy ocupada criando a su nueva pequeña hija Grace y con otro niño en camino, Jasper. Por aquel entonces Dakota tenía ya seis años y estaba más unida a Lorna que a su madrastra a pesar que de se llevaban bien, y cuando su madre comenzó a enfermar pasó con ella mucho tiempo, le pintaba las uñas y la visitaba cuando se quedaba en el hospital por las quimioterapias, Jamie acostumbraba a verla llegar luego de la escuela con su uniforme siempre manchado de tierra por andar correteando detrás de los bichos que encontraba en el patio de la escuela, esa misma ropa llevaba el día en que su mundo se había derrumbado, había estado ayudándola con sus deberes cuando Don le dijo que su padre quería que estuviera en el hospital de inmediato y uno de sus vaqueros lo llevó hasta ahí, una enfermera le informó que su madre había tenido un paro cardiaco, habían logrado reanimarla pero dudaban que se recuperara, entró a verla apenas un minuto donde le dijo que la amaba y ella le dijo que siempre estaría orgullosa de él, recordaba que su respiración se había agitado de forma alarmante, lo sacaron de ahí y cuando fue a la sala de espera vio a su padre llorando en los brazos de una mujer, le gritó que se largara de ahí por respeto a su madre y él había salido dejándolo solo en aquella horrible habitación.
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Siempre es posible | Jamie y Dakota
FanficJamie ha cuidado de Dakota desde el momento que dio sus primeros pasos, siempre ha sido así hasta el momento que decidió enlistarse en el ejército y alejarse de Gatesville; ahora las circunstancias son difíciles y a él solo le resta pedirle ayuda a...