Capítulo 15

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Ya que Jamie se negaba rotundamente a dirigir palabra con Eddie fue Dakota quien acordó con él la prueba de ADN, iban a hacerla en Houston que era el lugar más apartado de Gastesville y no querían que hubiera chismorreo al respecto, le dio el día y hora en que debía presentarse, fue un día después de que ella y Jamie llevaran a Dulcie, le tomaron una muestra de sangre y otra de saliva que la dejaron llorando por veinte largos minutos, lograron calmarla con una galleta de banana en el camino de regreso, no hablaron más del tema.

Jamie anunció que estaría el fin de semana en la base pues debía quedarse de guardia además de tener una importante reunión con los altos mandos, sospechaba que se trataba del ascenso y parecía estar bastante ansioso por aquello, Dakota no dijo nada al respecto, se limitaba a escucharlo con atención y asentir en los momentos necesarios, estaba cansada mental y físicamente, el verano estaba cerca y con ello la época de cría, todos los días había mucho trabajo en la consulta y cada vez más responsabilidad recaía en ella, Max no paraba de hablar sobre jubilarse y dejarla a ella en la consulta, el hombre quería mudarse a Austin donde vivía su que lo haría abuelo pronto.

-No te dejaré sola por supuesto, Andrew, el veterinario del condado cercano ha estado buscando algo más fijo y le ofrecí un puesto aquí, está muy interesado.

-Pero Max, no puedo hacerme cargo de la consulta.

-Claro que puedes -le dio una palmadita en la cabeza como cuando los cachorros no chillaban al ser vacunados. -Ten un poco de confianza en ti misma.

-¿A qué hora traerán a la cabra que se tragó la lata de cerveza?

Como siempre evadió aquello cambiando de tema, pero eso no evitó que todo el cansancio mental que tenía comenzara a pasarle cuota: le costaba conciliar el sueño, comenzaba a dar vueltas en la cama hasta que Jamie le preguntaba si estaba bien y terminaba escabulléndose a dormir a la habitación de Dulcie en el saco de dormir; logró quedarse dormida pasada la media noche y de repente volvía a tener ocho años, estaba en el sofá de la sala, en el rancho Johnson, la noche luego del funeral de Lorna, Jamie estaba en el piso sobre un montón de mantas pues ella le había suplicado a su padre que lo dejara pasar ahí la noche, no quería dejarlo solo, pero él se había levantado antes de que el gallo cantara, ella lo escuchó pero permaneció quieta hasta que él tras calzarse y echarse la chaqueta encima salió de la casa sin apenas hacer ruido, ella no tardó en calzarse sus pantuflas con cabezas de conejitos y salió a toda prisa a buscarlo, corrió al rededor de la casa llamándolo en susurros temerosa de que se hubiera escapado, al final volvió al frente de la casa y notó algo moviéndose en el techo, miró con atención la silueta del chico en la parte más alta de la casa, le dio miedo llamarlo pues podría distraerlo y provocar que cayera, así que se quedó ahí mirándolo mientras lloraba y sentía frío en sus pies, no se movió, él tampoco, miró al cielo hasta que comenzó a aclararse, cuando bajó la mirada la vio ahí de pie y se apresuró a bajar por la cornisa casi deslizándose hasta alcanzar la rama más alta de un árbol que bordeaba la finca, saltó y fue directo a ella quien lo miró con sus grandes ojos azules, sin saber lo que hacía ella le dio un golpe en el estómago que apenas lo hizo sobresaltarse.

-¡No, vue... vuelvas a hacer e-eso!

-Vamos adentro, está amaneciendo.

-No lo hagas, promételo.

-Quería estar más cerca de mi madre.

-Yo también la extraño, mucho.

Él le limpió el rostro tirando de su camisa, se acuclilló delante de ella para mirarla a su altura.

-Siempre me vas a tener a mí, y a tu padre, incluso a Kelley y tu nueva hermana, debes recordar eso siempre Dakota, no estás sola.

-Yo lo sé, pero mi mamá se fue y ahora la tuya -se había limpiado la nariz con la manga del pijama. -Quizá tengo mala suerte.

Siempre es posible | Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora