¿Conoces como es el sentir que te ahogas en tus malos pensamientos?
Sentir que ya no puedes más, querer gritarselo a alguien en la cara y dejar claro que estás así por su culpa.
Muchas veces pienso en hacerlo, pero nunca me atrevo... Simplemente no puedo.
Quisiera gritarle que me hundo en la negatividad por su culpa, que echa mi autoestima hacia abajo en segundos, que me destroza.
¿Pero cómo podría decirle algo así a alguien como él?
...
El sonido de la alarma atornilló mis oídos con su molesto ruido. Golpeé molesto el botón para apagarlo y me senté en la cama para después frotar mis ojos ligeramente rojos por quedarme dormido llorando.
Miré mi almohada y la toqué... Aún estaba húmeda, creo que solo he dormido unas dos horas. La luz de mi celular me acompañaba cada noche hasta muy tarde por sus peticiones, y sus palabras hacían que tuviera que dejar el móvil en la mesilla para ahogar mis sollozos en la almohada.
Hace unos años yo no era así.
Hace unos años yo era alguien positivo y alegre al que le encantaba hacer amigos... ¿Cómo pude cambiar tanto por él?
Me senté en el borde de la cama con cuidado y delicadeza para luego levantarme estirando mi cuerpo.
Fui directo al baño donde mojé mi cara con agua para refrescarme. Me quité la camiseta del pijama lentamente y con suma pereza. Abrí el cajón del mueble y saqué un peine para empezar a cepillar mi cabello largo y de color simple, castaño.
Cuanto más me miraba al espejo más me daba cuenta de que no tenía ninguna gracia... Era tan simple. Lo único llamativo de mí eran mis ojos celestes, pero ni siquiera eso me agradaba, siempre que me miraba al espejo los veía vacíos, tristes... No me gustaban.
Tras cepillarme el cabello me lo recogí en una pequeña coleta.
Caminé de nuevo a la habitación y abrí mi armario para sacar una camiseta de mi uniforme escolar. Me la puse de inmediato seguida de los pantalones.
Até mi corbata frente al espejo de mi armario... De nuevo me encontraba ese rostro triste que tan poco me gusta.
Cuando terminé de alistarme bajé a desayunar un poco, aunque sea una pequeña magdalena. A pesar de que casi nunca tengo hambre mi madre siempre me exige que coma.
Tras comerme aquella magdalena seguida de un zumo de naranja me levanté y fui a por mi mochila.
-Ya me voy, mamá -. Dije con una leve sonrisa forzada. Mi madre me sonrió para luego besarme la frente.
-Que tengas un buen día cariño -. Me dijo como siempre antes de que abriera la puerta y saliera de la casa.
Empecé a caminar con la cabeza agachada... No quería llegar al instituto, pero a la vez sí quería.
Era muy extraño como él manipulaba mis sentimientos a su antojo, y como yo no era capaz de evitarlo.
Al llegar me lo encontré sentado en un banco al lado de la entrada del colegio coqueteando con una chica de cabellos rubios y ojos zafiros... Su tierna sonrisa y sus labios color caramelo, seguido de sus sedosos y brillantes cabellos... Era una chica preciosa.
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~Follow Me~ {GoldxFreddy} {Goldred} (Finalizada)
RomanceFreddy era un chico alegre y optimista que adoraba hacer amigos hasta que... Alguien le cambió. Fue la mera suerte la que produjo que su triste y melancólica vida diera un giro inesperado después de conocer a una persona que jamás se hubiera imagina...