Dirty Hands »Yoonmin

Capitulo 14

La hora de la cena me resultó ligera. YoonGi y yo bajamos en silencio al comedor, dispuestos a ponernos morados con todo lo que pillásemos en el buffet.

–Siéntate, yo iré a por los platos –me dijo en casi un susurro.

Asentí mientras lo veía alejarse entre la maraña de gente que se peleaba por distintos platos de comida. Divisé una mesa no muy lejos y me fui acercando a ella con pasos decididos, cuando escuché mi nombre ser reclamado por una voz suave. Me di la vuelta al instante con los sentidos en alerta.

Un chico alto, de cabellos negros y guapo me miraba con una sonrisa reluciente pintada en su rostro. Me acerqué a él, indeciso mientras me tendía la mano. La apreté con ligereza para después esconderla entre mi manga.

–Soy Kim SeokJin, creo que competiremos mañana en la final –dijo con una sonrisa radiante–, Eres Park JiMin, ¿Cierto?

Asentí ligeramente, observando sus grandes ojos relucientes y su piel brillante.

–Sí, supongo que así será.

–Hoy te he visto muy nervioso, JiMin. Ten cuidado mañana, aún estás a un paso de echarte atrás, porque con esa actitud... se te tirarán todos encima.

Tragué saliva pesadamente mientras apretaba los puños a mis costados.

¿Cuál era su finalidad?

–¿Qué... Qué es lo que quieres? –pregunté con un hilo de voz.

Se acercó más a mí, mirándome desde arriba de forma amenazante. Ahora su mirada había dejado de ser amistosa.

–Que renuncies, por supuesto. No durarás ni tres minutos ahí arriba mañana. –escupió–. ¿Crees que mañana tendrán piedad alguna con un niñito débil como tú?

Fruncí el ceño, sintiendo mi cuerpo hervir.
¿Es que iba en serio?, ¿Era para eso para lo que había decidido acercarse a mí?, ¿Para intentar hundirme más?

Me estaba cabreando.

–¡Por supuesto que no pienso renunciar! –había tanto bullicio, que sería casi imposible que alguien nos escuchase, por lo que no tuve pelos en la lengua–. ¿Cómo te atreves a atacarme de esa manera?

Él rió sin gracia.

–He visto como tú y tu compañero os cogíais de la mano, ¿Qué crees que pensarán los viejos homofóbicos del jurado si se enteran de que estáis juntos?

Comencé a sentir una opresión horrible en el pecho. ¿De verdad me estaba chantajeando de aquella manera?

–¡N-no, no somos novios!, Y si así fuera, no tendría nada por lo que avergonzarme.

–Piénsalo pequeño, hay muchas cosas en juego –dijo antes de guiñarme el ojo y darme la espalda y marcharse.

Corrí hacia la mesa con el corazón en la garganta mientras las lágrimas picaban en mis párpados. Me senté y posicioné mis manos en mis sienes, masajeando estas con lentitud mientras agachaba la mirada hacia mi regazo y dejaba que una lágrima cayera por mi mejilla.