Capítulo 5

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Aquel día llegué el primero a clase

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Aquel día llegué el primero a clase.

Me adentré en las entrañas del aula y me senté al final del todo; en el pupitre al lado del de YoonGi. Saqué mis cosas de forma rápida, con un ligero aire preciso para después disponerme a abrir mi cuaderno.

Garabateé algo, aburrido, hasta que vi a mi único amigo entrar por la puerta junto con más alumnos.

Los labios de JungKook se movieron en la lejanía formando palabras silenciosas mientras me miraba: "¿Todo bien?" Había dicho. Yo asentí con una sonrisa a modo de respuesta antes de observar cómo se sentaba en uno de los asientos justo delante de mí.

—Siento mucho lo de ayer, Jiminie. De verdad, no quería hacerte sentir mal —se disculpó.

Negué varias veces mientras apretaba mi lápiz entre mis dedos.

—Está bien. No te preocupes.

Le regalé una de mis mejores sonrisas, provocando que mi amigo removiera con dulzura mis cabellos levemente.

Pero entonces, YoonGi entró por la puerta de repente y observó la escena entre mi amigo y yo con un aire poco amigable; su mirada fue como fuego puro arder entre nosotros, propagándose sin cesar mientras se acercaba a su pupitre y se sentaba a mi lado. Nuestras risas se acallaron y JungKook me guiñó el ojo antes de darse la vuelta al frente.

Escuché un leve gruñido saliendo de la boca de mi compañero.

YoonGi me estuvo mirando casi todo el tiempo, pero sin embargo, yo no pretendí en ningún momento conectar mirada con él. Sabía que su vista se clavaba en mi ser y aquello me provocaba temblores y un notable nerviosismo.

Si las gracias a la divinidad en cuanto sonó el timbre, liberándome de aquella tensión mientras recogía mis cosas rápidamente. JungKook me dio una mirada cómplice y ambos salimos del aula a la vez.

—Por Dios JiMin, estás llevando loco a YoonGi. —soltó en cuanto nos hubimos alejado lo suficiente del aula.

Comencé a sentir algo subir por mi interior, pero no supe exactamente qué era, sólo que cuando JungKook había pronunciado aquellas palabras simplemente había aparecido en mi interior.

Me dispuse a abrir un poco más los ojos mientras veía a mi amigo caminar tranquilamente.

—No sé a qué te refieres, JungKook. —espeté aún sabiéndolo.

—No te hagas el aludido, Jiminie. ¿Has visto cómo nos ha mirado cuando estaba jugando con tu pelo?

Y tenía razón. Por supuesto que lo había visto; el fuego había ardido en sus retinas, y después el me había estado estudiando la mayor parte del tiempo durante toda la hora.

—Si..., algo así.

Nos paramos en la taquilla de mi amigo y este comenzó a meter los libros de forma ordenada. JungKook realmente era muy organizado a diferencia de mí.

Dirty Hands »YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora