23: Ellos

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-¡Paso Frondoso! ¡Tormenta de Hojas! ¡Garra de Arbusto! ¡Semilla de Flor!-coreó Nala, emocionada.

Los cuatro aprendices mayores eran guerreros ahora. Nala dio un saltito. ¿Cuándo le tocaría a ella? A su lado, Arenoso y Zarpa de Nieve también gritanban de júbilo. Zarpa Nublosa, Zarpa de Pino y Zarpa Blanca daban brincos. Pelaje de Niebla reposaba a un lado con una sonrisa débil. Todavía le dolía su herida.

Nala se sintió culpable. Ella había escapado con Pando, asustada por lo que podría pasar. Era una cobarde. Su amigo había sentido pena al partir ella, pero Nala sabía que pertenecía al Clan del Trueno. ¿O no?

Ya habían pasado unos cuantos días luego de la muerte de Garra Veloz, y todos ya lo habían superado, menos Estrella Leonada. Le habían enseñado a Nala que los líderes tienen nueve vidas, pero...¿Acaso la pena le quitaría algunas?

Entró a la guarida de curandera. Allí estaban Hoja Plateada y Arenoso, ordenando hierbas. El macho crema parecía ya un guerrero, siendo más alto y grande que Hoja Plateada. Sus fuertes músculos se notaban bajo su suave pelaje. Los dos gatos estaban un poco más cerca de lo normal.

-¿Hoja Plateada?-llamó Nala.

-¡Oh! ¡Oh, no! ¡Hola! ¿Qué tal?-dijo atropelladamente la curandera, separándose de Arenoso.

El aprendiz tenía en sus ojos un brillo decepcionado.

-¿Algún problema?-cuestionó nerviosamente Hoja Plateada.

-Hum...no, no. Sólo quería saber sobre Estrella Leonada.

La hembra blanca suspiró, pasándose su pata gris sobre la cabeza.

-Todos preguntan eso. Ella...se recuperará.

Con un gesto la despachó de allí.

<<Eso es raro.>> reflexionó la hembra marrón de toques blancos.

Unos instantes después, la líder convocó una reunión.

-Nala, has probado que puedes ser leal y valiente. Eres muy astuta y te preocupas por otros. Y te has ganado un lugar en el Clan del Trueno. A partir de ahora, tu nombre será Lechuza en honor a tu agraciada figura y lindo pelaje. Te presento al Clan Estelar como un miembro nuevo en el Clan del Trueno.-anunció Estrella Leonada, algo feliz.

Aprendices, guerreros, reinas y veteranos aclamaron su nuevo nombre.

-¡Lechuza! ¡Lechuza!

La gata marrón notó un par de ojos verdes entre las hojas y zarzos rodeando el campamento. Ella los conocía muy bien.

-Necesito pensar. Voy a salir.-le dijo Nala a Zarpa de Pino.

Él asintió. Paso Frondoso se acercó.

-Te puedo acompañar si así lo deseas.-murmuró.

Lechuza quiso decir que sí. Los ojos del guerrero recién nombrado la hacían sentir segura, como los de un hermano mayor. Pero, quería ver a Zarpa de Álamo, con sus marcados hombros y ese pelaje atigrado hipnótico, formando anchas espirales, no como el de Frondoso, con líneas más delgadas y cortas.

-No, aunque te lo agradezco.

Y con esto partió al encuentro del macho. Se sentía rara con respecto a Zarpa de Álamo, como si su amistad debiera ser algo más. No sabía quién era, o de qué clan era. Porque su nombre comenzaba con "Zarpa", debía ser de un grupo guerrero. Y no sabía su pasado o sus gustos. Sin embargo, le gustaba. Mucho. Era algo nuevo. La hermosa hembra pensó en lo cercanos que se habían vuelto estos días, y no pudo evitar soltar un murmullo emocionado. Apretó el paso.

Acto seguido, lo vio. Sobre un grueso árbol, estaba Zarpa de Álamo. Su sedoso pelaje estaba inmaculado, y su mirada era como una especie de fuego verde a pesar de la poca luz que había por el anochecer.

-Lechuza...yo estaba pensando...-empezó el aprendiz, pasando su cola sobre la de la gata marrón, haciendo que le pasara un escalofrío.

Y la hembra no pudo aguantar más. Todos estos sentimientos desbordando, ya no más.

-Zarpa de Álamo, yo...deseo que seas mi pareja.

#3: Lago OscuroWhere stories live. Discover now