3: Bayas mortales

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Patas Rojas lavaba su pelaje a fondo. A su lado, Cola Lluviosa descansaba. El gato rojizo sintió una oleada de soledad. Cola Manchada y Tormenta Moteada habían regresado al darse cuenta que la gata tricolor estaba esperando cachorros de él. Sin embargo Cola Lluviosa necesitaba tiempo y compañía, pues su pata delantera se había roto.

-Es hora de irse.-maulló el lugarteniente, levantándose.

La curandera no se movió.

-Vamos.-ordenó, impaciente.

La gata atigrada abrió ligeramente los ojos.

-Tienes que decirle a Hojas Plateada que estoy orgullosa de ella.-murmuró débilmente.

Patas Rojas la miró, extrañado.

-Si nos apuramos, tú podrás decírselo en persona.-la animó.

Cola Lluviosa se levantó, haciendo una mueca al tratar de apoyar su peso en la pata afectada. El lugarteniente soltó un grito ahogado. ¡Habían bayas mortales al costado de la curandera! Cola Lluviosa las observó con pena inundando sus ojos.

-Mi trabajo ha terminado. Hoja Plateada será una buena curandera para el Clan del Trueno.

Se acercó a las bayas lentamente. Patas Rojas las hizo rodar, aparatándolas de su alcance.

-¡Mi trabajo ha terminado!-exclamó la gata.

Comió las bayas mortales de un bocado.

-¡No!-gritó Patas Rojas.

El gato rojizo empujó a la gata, tratando de que escupiera el veneno que había ingerido. Cola Lluviosa cayó al suelo duramente.

-Tienes que decírselo.-susurró la gata gris.

Dio una ligera sacudida y se quedó inmóvil.

-¿Qué le diré al clan? ¡Despierta!-chilló el lugarteniente.

Patas Rojas sintió más soledad todavía.

<<No puede ser. Cola Lluviosa no puede estar muerta. Era una muy buena gata. No te la lleves, Clan Estelar.>>rogó mentalmente.

Recordó la ceremonia de nombramiento de ambos. Antes, ella se llamaba Zarpa Lluviosa y él, Zarpa Roja.

-¡Patas Rojas! ¡Cola Lluviosa!-felicitaba el clan.

El gato rojizo nunca olvidaría el orgullo que transmitía la gata. Tampoco podría olvidar el día que Cola Lluviosa le dijo que quería ser una curandera. Y mucho menos el día que le comunicó que había tenido cachorros con el curandero del Clan del Río, Ciprés.

Patas Rojas sintió el suave pelaje de Cola Lluviosa junto a él. Giró y vio a Cola Lluviosa con el pelaje lleno de estrellas por un momento. Luego desapareció, dejando su suave olor a hierbas y miel.

<<Tu secreto está a salvo conmigo. Lo estará hasta el fin de mis días.>> le prometió.

#3: Lago OscuroWhere stories live. Discover now