CAPÍTULO 5

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CAPÍTULO 5.

||Dos duelos y una rosa||

—Es un salvaje—decía Willas, convencido

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—Es un salvaje—decía Willas, convencido. Elise había dejado de prestarle atención. Además, todo aquel compedio de insultos hacia el chico lobo ya se lo había recitado de camino a la fortaleza la noche anterior. Y le había arrebatado la corona para lanzarla a una cloaca. No le importó demasiado en realidad porque la corona la incomodaba por todo lo que representaba. Pero Willas se había comportado como un idiota con ella, como si tuviese la culpa.
Lo que la irritaba es que Robb Stark se hubiese convertido en el único tema de conversación existente.

Si Willas no deja de hablar de Robb me tiraré desde el balcón, decidió, mientras revolvía sin ganas sus gachas con miel.

Mace Tyrell asentía a su hijo.

—Tiene más de lobo que de humano—aseguró de nuevo, tratando de justificar su derrota.

Y ojalá tú tuvieras más de rosa, así no tendrías boca, pensó. El desayuno se alargaba durante siglos y deseaba hacer cualquier otra cosa que no fuera escuchar llorar a Willas.

—Voy a hacerlo caer, padre, voy a demostrarle que el lobo no mete el hocico en el rosal sin llenarse de espinas—espetó, ignorando su plato de gachas.

Como si eso te devolviera el orgullo perdido, respondió ella en su cabeza.

Baelor también parecía molesto por la actitud de Willas. Comía sin hablar, con el ceño fruncido.

Disfruta con mi prometido, padre, ¿no es un encanto?, Elise le miró a Baelor con la ceja alzada, pero su padre no le dijo nada.

Elise volvió a sus gachas, y el discurso de Willas se convirtió en insultos entre dientes y en el sonido de las cucharas chocando contra los cuencos.

—¿Tenéis planes para hoy, querida?—Le preguntó en ese momento Mace Tyrell, con aquella ridícula barbita y los ojos vacíos.

—No—respondió Elise después de un segundo. Miró a Willas, pero este no dijo nada—. Puede que aproveche para visitar la Fortaleza Roja y Desembarco del Rey.

—Procurad andar con cuidado—añadió Alerie Tyrell, su tía—. Es una ciudad muy peligrosa para una dama como vos.

—Os agradezco el consejo, querida tía—respondió ella, aguantando con todas sus fuerzas alguna palabra demasiado borde.

Cuando todos acabaron, los criados recogieron la mesa y los comensales dieron gracias silenciosas por poder dedicarse a otras cosas.

Baelor y Mace se marcharon con prisas para acudir a una cacería con el rey. Alerie y Rhonda también se apresuraron, pues tenían una reunión con otras mujeres, en la que no había objetivo concreto.

proelium; battles. -robb stark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora