CAPÍTULO 36

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CAPÍTULO 36.

||Lo estaré||


Elise sentía que se había sentado en aquella muralla junto a Robb siendo una persona y bajaba siendo otra

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Elise sentía que se había sentado en aquella muralla junto a Robb siendo una persona y bajaba siendo otra.

Se sentía ligera por haber soltado y llorado todo lo que pensaba y porque Robb hubiese hecho lo mismo. Pero nunca se había sentido tan triste, tan llena de dolor. Se sentía vacía y sin propósito.

Habría preferido mil veces la duda a la seguridad de que Robb no podía quererla si no se encontraba a él primero. Ellos queriéndose como al principio era una idea que no se realizaría en mucho tiempo, y tenerlo claro era un cuchillo que se clavaba cada vez que se movía.

Cuando el hechizo comenzó a deshacerse y Elise empezó a sentir los copos helados sobre ella, decidió volver a la realidad. Salir de aquel lugar mágico que era Robb. Se bajó de la muralla y se marchó, lanzando una última mirada hacia atrás para ver cómo Robb observaba el cielo.

Él seguía allí.

Elise salió del jardín con pasos lentos. Aún estaba bajo los efectos de los últimos acontecimientos, y estaba repasando cada una de las palabras que ella y Robb habían compartido.

Habría querido seguir caminando por el jardín, pensando y reflexionando en lo que todo significaba. Pero esa no era ella y jamás lo sería. Debía retornar a la fiesta y continuar con sus deberes. Las responsabilidades no daban tregua y ella estaba acostumbrada.

Aquella parecía la noche más larga de toda la historia.

Cuando entró al castillo sin vida, caminó por los pasillos desiertos en los que algunas antorchas se habían apagado. Sus pasos era el único sonido que rompía la quietud hasta que otros pasos que se acercaban se unieron a ellos.

—Elise—se sorprendió Theon. Estaba solo y sus mejillas estaban levemente sonrojadas. Se acercó con rapidez, analizando su rostro con preocupación—¿Estás bien?

—Lo estaré—asintió, negándose a derramar más lágrimas. Ya no tenía fuerzas.

Theon la sorprendió atrayéndola hacia él y arropándola con sus brazos.

Elise posó su cabeza en su pecho y cerró sus ojos, disfrutando de su calor y de la seguridad que su ceñido abrazo le brindaba.

—Sé que lo estarás—le aseguró él, tomando su rostro entre sus manos y mirándola fijamente.

Entonces volvió a abrazarla, transmitiéndole todo su amor y apoyo. Y en la oscuridad del pasillo, a pesar de que su corazón se sentía muerto en su pecho,  Elise sonrió débilmente.

Cuando se separaron, Theon argumentó que cumplía órdenes de Ned Stark y que debía apresurarse, así que ella se quedó sola, viéndolo correr hasta perderse en la oscuridad.

proelium; battles. -robb stark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora