CAPÍTULO 37

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CAPÍTULO 37.

||Venganza||

Elise Hightower no había nacido siendo una dama perfecta, sino que se lo habían inculcado desde el momento en el que comenzó a entender su alrededor

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Elise Hightower no había nacido siendo una dama perfecta, sino que se lo habían inculcado desde el momento en el que comenzó a entender su alrededor. Y no había sido fácil, pues existía dentro de ella una naturaleza salvaje e imprevisible que la convertía en una niña impaciente y con un carácter errático.

Cuando se metía en líos, escapando de sus clases de costura para ir a cabalgar, cuando huía disfrazada de plebeya para explorar Antigua o cuando desobedecía a sus maestros, su abuelo siempre la hacía llamar a sus aposentos en lo alto de Torrealta. Y cada vez que aquello sucedía, la pequeña Elise Hightower se deshacía del agarre del criado que la hubiese ido a avisar y corría como alma que lleva el diablo. Corría hasta que se caía al suelo o hasta que los pulmones amenazaban con explotar en su pecho. Y hasta que no se detenía, no existía nadie tan veloz como ella, nadie que fuese capaz de cogerla.

Se trataba de una costumbre que sus instructores eliminaron con profundos castigos, pero cada vez que Elise se sentía abrumada o en una situación de completo terror, echaba a correr para escapar de ella. Era una reacción de la que nunca se desharía.

Así que antes de que Robb dijese algo horrible, antes de que la maldijera, antes de que rompiese su compromiso con desdén o de que dijera palabras horribles que ella se merecía, antes de que Elise pudiese ver en los ojos del chico que había cometido el mayor error de su vida, y que ni siquiera este la hacía sentirse culpable, Elise Hightower echó a correr.

Se dio la vuelta y corrió hacia la oscuridad, dejando atrás a Jon y a Robb, sin saber adónde se dirigía o si existía un lugar en el mundo en el que pudiese estar a salvo. No quería ir a sus estancias, donde ambos podían buscarla, y Jon la conocía lo suficiente como para encontrarla si se escondía en otra parte.

Elise corrió sobre la nieve recién caída sin mirar atrás hasta que sus pies se enredaron con su largo vestido mojado y cayó al suelo como un peso muerto.

La nieve ablandó solo un poco el golpe y Elise se quedó quieta, respirando agitadamente contra la fría superficie. A penas se daba cuenta de que sus pulmones dolían.

Aquello le recordó a algo que había sucedido hacía un par de años, pero que parecía sacado de un sueño. Ella era perseguida por forajidos y había caído rendida en un paisaje invernal y desolado mientras la nieve caía sobre ella.

Robb la salvó. Robb recorrió todo el bosque buscándola y no se rindió hasta encontrarla. La llevó de vuelta al campamento arropándola con su calor y no se separó de su lado desde entonces.

Elise sollozó y soltó un par de amargas lágrimas que cayeron sobe la nieve y se congelaron. Quería moverse, pero el frío la atenazaba y la relajaba. Solo quería desaparecer, olvidar los últimos minutos. O repetirlos.

Dioses, no podía parar de recordar la sensación suave pero dura de los labios de Jon contra los suyos, sus manos recorriendo su rostro, su respiración contra la suya...

proelium; battles. -robb stark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora