CAPÍTULO 40

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CAPÍTULO 40.

||Cuídalo||

La cena había acabado pronto para Elise y ella no podía estar más satisfecha con eso

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La cena había acabado pronto para Elise y ella no podía estar más satisfecha con eso. Tras la lectura de la carta de Willas, solo podía pensar en la privacidad de su cuarto y en el descanso de su cama.

—Partiremos dentro de dos días—afirmó Robb con voz firme. No parecía para nada entusiasmado. Elise no podía culparlo.

Caminaban a paso lento por los pasillos vacíos de Invernalia, iluminados pobremente por la luz plateada de la luna y las antorchas. Ambos se mantenían en silencio a menos que fuese imprescindible hablar.

—De acuerdo—murmuró Elise sin despegar la mirada del frente. No quería saber si Robb la miraba o no.

—Llegaremos en un mes, si el clima se comporta—añadió.

—Entonces rezaré porque así sea.—La mente de Elise estaba en cualquier parte menos en aquella conversación forzada. La presencia de Robb erizaba su piel de una manera desagradable, pero él había insistido sin muchas ganas en acompañarla de vuelta a sus estancias.

Subieron las escaleras a la torre más baja y por fin llegaron a la puerta de su cuarto.

—Muchas gracias por la compañía, Lord Robb.—Elise esbozó una fría sonrisa que apenas llegaba a sus ojos.

—No es más que mi deber—negó él, con el ceño tan fruncido como siempre. Las sombras que se creaban en su duro rostro eran de todo menos agradables.

—Siempre podríais haber enviado a cualquiera de vuestros guardias.—Se cogió las manos con actitud inocente y una pequeña sonrisa. Pero Robb no se dejó engañar.—Pero preferíais comprobar por vos mismo que no me vería con Jon, ¿cierto?

Como única respuesta, su mandíbula se apretó, pero ella no necesitaba más.

—Buenos sueños, Lord Robb.

Le dio la espalda, dispuesta a abrir su puerta.

Los pasos de Robb bajando las escaleras fueron su única despedida.


☼☾



Los preparativos de su viaje fueron muy rápidos. Sus viejos vestidos, los más ligeros, perdieron el polvo acumulado durante dos años y con eso, Elise estaba más que preparada. Con su confinamiento, había tenido tiempo para preparar sus baúles un millar de veces.

—¿Todo va bien?—Preguntó Kiyara, doblando las últimas prendas con una habilidad conseguida solo con la experiencia.

Elise hizo girar el pequeño pergamino en sus manos. Era minúsculo y tan liviano... Tan insignificante que nadie le haría caso. Podría dárselo a sus guardias o las doncellas y nadie le prestaría atención.

proelium; battles. -robb stark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora