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                                                                    I NEED YOU.

Capítulo treinta y nueve. –Let me die. 

El lugar estaba mejor que la última vez que lo había visitado y fue hace bastante tiempo, no se acordaba como era todo alrededor tan solo se acordaba del lugar más importante de todos: Donde se encontraba su madre. Era el cumpleaños de Lynn. 

Anna al despertar aquella mañana con un nudo en la garganta deseó volver a dormir pero no podía, estaba completamente despierta, ese día Robert y Anna solían no hablar mucho, la conversación se bastaba de asentimientos, negaciones y algunos: “también la extraño” “quisiera que siguiera aquí” pero después de eso, no se hablaba más. Era un tema demasiado delicado.

Toda chica adolescente necesita alguien con aspecto femenino en la casa para guiarlo con cosas con las cuales no se puede hablar con un padre como el primer beso, el primer novio o la primera vez que alguien dice te amo. 

Claro que con un padre se podía hablar pero, no era lo usual en las chicas. La mayoría de las que conocía en el Instituto vivían con su madre y padre. 

Una madre cumplía un diferente rol en la familia que un padre, ambos son geniales, comprensivos y siempre pueden aconsejarte pero, la madre suele apoyar a su hijo y estar siempre ahí para poder aconsejarlo de todas las maneras posibles. Un padre te ayudaba a no rendirte, te aconsejaba para que siguieras adelante. Anna tenía un poco de ambos en su padre, y sabía que él hacía lo mejor que podía pero a veces no era suficiente. 

Era un día feo, no solo por la fecha, sino también por el clima: frío, ventoso y el cielo estaba gris y nublado. No era una linda vista por ningún lado. 

Iría al Cementerio para ver a su madre, nadie iba con este clima a ese lugar porque, todo conformaba un mal contexto: ver a un pariente o amigo muerto, hablarle, que no te escuche ni tampoco te responda, dejarle flores y hay que sumarle que el día era horrible, era tan horrible que Anna tuvo ganas de llorar al ver por la ventana… Tal vez, todos los pensamientos en su cabeza eran la razón por la cual quería llorar y no el día, pero no lo sabía. 

Se puso unos jeans negros que encontró en su armario, una remera negra básica de manga larga arriba de esta se colocó un buzo negro con letras blancas que decía: “Live and dream”, un regalo de la familia hace unos años, se puso sus botas militares negras y tomó la cazadora del mismo color que toda su ropa, iba a un Cementerio supuso que debía vestirse de esa manera además ese día se sentía el color negro más que nunca en toda su corta vida. 

Al bajar las escaleras, vio en el reloj de la pared que eran las ocho y media de la mañana, debería de estar en el Instituto, era Martes. 

No le importó el Instituto, volvió a subir la escalera, fue a la habitación de su padre… Él solía tomarse este día libre y así fue, estaba dormido en la cama matrimonial del lado que solía ocupar Lynn todas las noches. Había un cuadro que colgaba en la pared del costado, era la foto familiar, estaban ellos tres con una sonrisa que era muy deslumbrante, pensó en la caja de recuerdos de la familia que estaba en el armario de su padre. Sin hacer ruido fue por esta, tenía que conseguir una de las fotos más hermosas que tenían de ellos como una familia, seguían siendo una familia pero estaba incompleta y no era lo mismo, nunca lo sería.

El lugar no era como se mencionaba en las películas y en los libros, era pintoresco por el pasto, los arboles, las flores y las decoraciones que hacían que el ligar fuera más bello en el pasillo de entrada. Las rejas negras permanecen abiertas desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche aunque nadie va a un Cementerio de noche. 

let me dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora