Capítulo 6

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     Adelante bella, abriendo la puerta de la habitación, dijo aquel sexy moreno.

     Gracias, bonito. Entro y las luces se prendieron. La habitación era hermosa, amplia y con una enorme cama.

     Estaba caminando cuando siento unas manos que abrazaban mi cintura, unos labios que besaban mi cuello y dejaba mordidas en él, suavemente acaricio mi cabello suelto con su mano y masajeo de manera sensual, sus labios subieron por mi cuello y llego a mi oído donde susurraba suavemente lo hermosa que me veía. Tomo mi cintura y delicadamente me dio la vuelta dejándome frente a él, se acercó cada vez más y mordió suavemente la comisura de mis labios, jugo un rato y beso lentamente, sus manos se fueron a mis caderas y acerco mi cuerpo con el de él...

     La temperatura iba subiendo cada vez más, los besos eran más intensos y sin darnos cuenta caímos en la cama, rebotamos en el colchón y unas risitas salieron de nuestras bocas, pero luego de aquello seguimos en lo nuestro, la ropa empezó a desaparecer y nuestros cuerpos comenzaron a estremecer. 

     Él estaba encima mío besándome sin aplastar mi cuerpo cuando desabrocho mi brasier, lo saco y tiro lejos de la cama, sus labios bajaron, pasaron por mi boca, por mi cuello y llegaron a mis pechos, jugo, acaricio y succiono de ellos ocasionando en mi un gemido. Luego bajo su boca hasta mi ombligo, paso por mi monte de venus y luego llego a mi feminidad donde su lengua entraba y salía sin tener compasión de mí, los gemidos se hacían más y más agudos, más y más seguidos, hasta que yo tome las riendas de la situación y lo deje debajo de mi empezando a sacar la polera y el bóxer que era las únicas prendas que le quedaban.

     Mi boca comenzó a jugar con la de él y delicadamente mi lengua inicio su recorrido por su tonificado y moreno cuerpo, se estremecía de placer y eso más me calentaba y él podía notarlo, dejaba que yo manejara la situación y eso me hacía sentir empoderada.

     Mi lengua siguió bajando y llego ahí en su masculinidad, mi boca inicio su juego, salía y entraba de manera suave y delicada, donde la velocidad empezó a aumentar, mis manos y mi lengua se unieron a la diversión y el gemido de su boca, salió. Luego de unos minutos me senté encima de su miembro, mis movimientos y embestidas fueron dulce, pero quise hacerlo más rápido... sus gemidos y los míos aumentaban. Las posiciones cambiaron y el tiempo pasaba... después de unas horas nuestros cuerpos estremecieron y caí encima de su exquisito cuerpo marcado luego que ambos llegamos al clímax, quedamos exhausto, el me abrazo de la cintura y caímos rendidos en un profundo sueño.

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