Capítulo doce (12/32)

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   Matt estaba muy alegre al llegar a su casa, se tocaba la boca, no podía creerlo. Tenía acostarse y despertar viendo que todo fue un sueño. La cruz que llevaba era ahora algo incómodo para él. Besar a alguien de su mismo sexo era algo malo, se la sacó, no quería tener el recuerdo presente de que hizo era malo, porque lo hacía feliz y no hacía daño a nadie. Se acostó a dormir sin crucifijo y deseó que no fuera un sueño.

    Despertó, todo era normal, Julio no llegaba, quizás se había retrasado o él se había levantado antes, se movió y sintió el frío metal de su cruz.

   Todo fue un sueño, un maravilloso sueño. Lamentándose, se dio la vuelta, se quedó quieto, no tenía ganas de levantarse ni nada. Hasta que llegó Julio, al llegar, solo miró a Matt acostado, esperaba que él estuviera despierto ya que había llegado a las doce del mediodía.

   ― ¿Matt? ― lo tocó con la mano para despertar

Matt lo miró, quería preguntarle si lo de ayer era real, pero si no lo era, tendría que explicarle todo, sería incómodo

   ― ¡Viniste! ― dijo rápidamente

   ― ¿Cómo olvidarlo? ―le dio un beso como saludo

   Matt sonrió

“― No era un sueño ― pensó Matt”

De pronto cayó en cuenta sobre su crucifijo, ¿cómo llegó ahí? Julio lo miró mientras Matt se miraba el crucifijo.

   ― ¿Qué te pasa?

   ―Anoche me saqué el crucifijo antes de dormir

Julio lo quedó mirando

   ― No deberías quitártelo

   ― Ay, qué tiene de malo

   ― No se debe, se enterarán los De la Sor

   ― ¿Qué tiene eso?

   ― Si tu familia es mala, ellos no te van a aceptar preguntas para la sor

   ― Qué tonto

No comentó nada, su sonrisa inicial ahora era una cara de seriedad falsamente pensativa

   ― ¿Por qué estás así?

   ― Porque no me gusta ser espiado todo el tiempo

   ― ¿Hay algún lugar que no nos vean?

   ― Supongo que en la aldea

   ― ¿Vamos?, supongo que ahora somos bienvenidos

   ―  Es que es Viernes de la Sor

   “― Todo es de la Sor acá ― pensó Matt”

   ― ¿Qué es eso?

   ― El día que se venera a la sor esta semana

   ― Ah

   ― La semana pasada fue el jueves ― le sonrió ― el día que llegaste

   ― ¿Y cómo funciona eso de la veneración?

   ― Bueno, se rota, jueves-viernes-sábado

   ― Por eso no llegaba nunca mi tía ― puso mala cara

   ― No sé, supongo

   ― ¿Aquiora?

   ― De siete a ocho

   ― Am… ya, vamos al bosque, es que quiero darte un beso sin que nadie diga nada  

   Julio sonrió, esto se estaba volviendo una secuencia interminable de miradas y sonrisas, palabras y sonrisas, todo acababa con sonrisas.

  

   Se fueron a la aldea Sin Retorno, se supone que solo era al bosque pero se quedaron conversando y caminando y sin notarlo llegó a Sin Retorno, fueron a ver a Valeria. Ella estaba hablando con un hombre algo afeminado, o más bien, muy afeminado. Él al verlos detenidamente por unos segundos le susurró algo a Valeria al oído, ella le puso una cara como diciéndole sí.

   ― ya, chao amiga, nos vemos después ― y se fue el tipo

   ― Valeria, perdón por venir sin avisar pero no tengo cómo avisarte

   ― No importa, me gustan las visitas ― respondió Valeria a Julio ― ¿Hablaste con tu hermano ayer?

   ― Sí, no hay problema

   ― ¿Quién es él? ― lo dijo como diciendo: ¿este es tu pololo?

   ― Es mi… amigo ― miró a Matt brevemente y él asintió, fue algo casi innotorio (casi)

   ― ¿Y cómo se llama?

   ― Se llama Matt

   ― Ah… este es el famoso Matt

    Matt le sonrió

   ― Oye, Julio, ¿has visto a mi mamá o a mi hermana?

   ― Vi a Alexis con tu abuela el otro día

   ― ¿Sí?, y cómo están

   ― Las vi bien

   ― Tres años ya que no las veo, ni a nadie; eres el primero en tres ―suspiro― años

   ― ¿Algo ha cambiado desde que me fui?

   ― Nada, todo sigue igual

   ― ¿Qué pasa si vuelves? ― preguntó Matt

   ― Vería a todos, pero se supone que estoy muerta

   Se quedó reflexionando  un momento

   ― ¿Cómo dijiste que te llamabas?

   ― Valeria, Valeria Cerda

   ― ¡Eres la hija de Julia… Julieta!

   ― ¡Julieta sí, es mi mamá!

   ― ¿Julieta Arriagada?

   ― Sí, ¿la conoces?

   ― Es mi tía

   ― Sabía que tenías algo que ver con mi mamá, te pareces a ella

   ― Ella dijo lo mismo sobre tú y yo

   Ella se veía muy emocionada, como no había estado hace tiempo

   ― ¿Eres hijo del tío Patricio?

   ― Sí, ¿me conocías?

   ― No, bueno, sí, pero no

   ― ¿Cómo es eso?

   ― Te conocí cuando estabas en la guata de tu mamá

   ― ¿A sí?

   ― Sí

  Se pusieron a hablar un muy largo rato, en todo caso, tenían mucho tema

El bosque prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora