Capítulo diecisiete (17/32)

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   Matt y Julio se quedaron quietos, esto era horrible, comenzó a temblar al parecer no dominaban los nervios. Matt lo trataba de tranquilizar pero no era muy útil. Salieron de la casa con expresión relajada, como si nada pasara pero por dentro los nervios se los comían a ellos. Se quedaron en el antejardín de la casa de los Bravo-Arriagada, se pusieron a conversar cosas triviales, algunas personas los vieron, nada importante para los demás pero para ellos eran testigos que podían decir que estaban allí a esa hora y no a las afueras de Luz Viva besándose. Llegó la noche, ya no era necesario hacerse los tontos ahí entraron a la casa de Matt, no querían que los retaran cuando estuvieran juntos, así que Julio se fue a su casa, no se iban a ver hasta mañana, era muy peligroso antes. Pasaron las horas, dos exactamente y Matt se fue a dormir por estar tan aburrido, no tenía caso estar despierto si no iba a hacer algo.

   Era Miércoles de la Sor, Matt dormía plácidamente, su tía lo había dejado solo en la casa otra vez pero alguien lo despertó, había dejado el pantalón del día anterior a los pies de la cama y tenía puesta la misma polera porque la usó para dormir.

   ― Despierta

   Matt no reaccionó

   ― Oye, despierta

   Matt oyó la voz y separó un poco los ojos

   ― ¿Qué? ―dijo flojamente

   ― Te debo contar algo

   ― Canta ― a penas modulo

   ― ¿Qué?

   ― Ya ―siguió durmiendo

   Alexis volvió a despertarlo, esta vez reconoció quién era

   ― ¿Alexis?

   ― Sí, oye tengo que contarte algo que me pasó ayer

   ― ¿Qué pasó? «―Mierda»

   ―Fui donde te vi la otra vez, como siempre voy y vi a dos personas haciendo: ¡cosas raras! ― dijo sorprendida

   ― ¿Quiénes eran?

   ―No sé, los vi, pero no les vi la cara, se tapaban el uno al otro, la niña era rara, ― puso cara pensativa y extrañada― tenía ropa de hombre, quizás se puso la ropa del niño, no sé.

   ― ¡Qué raro!, yo también fui y no vi a nadie

   ― Sí, raro; oye, ¿leíste la carta?

   ― Ya la leí, lo que más me gustó fue tu ortografía, hermana sin hache, qué be – i – o

   ― Era chica, ¿ya?

   ― Ah... No sé yo. A mí no me engañas.

   ― Pesa’o ―Alexis se rio de él― oye, ¿vas a ir a la iglesia?

   ― ¿Por qué?, ¿qué hay?

   ― Hay veneración

   ― Ay, no quiero, qué flojera

   ― La gente va a hablar mal de ti

   ― Bueno, ya… ― dijo lateado

   ― ¿Has visto a Julio?

   ― No. ―dijo cortantemente

Matt no le tomó importancia

   ― ¿qué hora es?

   ― Como las 10

   ― Pero la misa es más temprano, ya no alcanzamos

   ― ¡Qué estás hablando ridículo!, la veneración es en la noche ¿Creíste que te vine a buscar para llevarte a la iglesia?

El bosque prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora