Capítulo cinco (5/32)

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   Había sido una noche peor, o quizás mejor de lo a que esperaba, el levantarse por la llegada de los Ceballos para ir a la Iglesia, esperaba contarle a Julio lo de aquella noche. Se había cuestionado en la mañana si se había hecho amigo de él para acercarse a Luis o porque de verdad le caía bien. Mariana y Julio estaban sonrientes en la puerta de la casa para que Matt saliera, Matt le pidió a Julio que entrara a la pieza y que le ayudara, sinceramente… él no sabía qué usar para ir a la Iglesia. Julio buscó entre su ropa lo más indicado. Matt se quitó el piyama y se puso lo que Julio le aconsejó, pero esto no evitó que Julio lo viera en calzoncillos sin  molestarse, aunque él sabía que Matt es gay. Salió Matt de la pieza, Julio se quedó un momento sentado en la cama y salió. Matt se encontró con Mariana después de una rápida ida al baño.  No pensó que fuera tan temprano.

   ― ¿Dónde están su marido y Luis?

   ― Mi marido te está buscado una cruz para que uses hasta que tengas una propia

   ― ¿Es obligación usarla?

   ― Sí, no sé cómo sea en otros lugares pero aquí sí

   ― Ah… Muchas gracias por prestarme uno por este tiempo

   ― Por nada ― sonrió Mariana

   ― ¿Y Luis?

   ― El vive en la Capital Regional hace años, ahí lo conociste ‘po

   ― ¿Y viene seguido?

   ― No, a lo más una vez al mes, a veces ni eso.

   Después de la misa, Mariana se acercó a hablar con el padre, el cual examinó Matt con la vista de arriba abajo

   ― Dime, niño, ¿vienes seguido a la Iglesia?

   Otro que lo trataba de niño

   ― No, jamás

   ― ¡Más claro que el agua! ― dijo preocupado ― Ella sabe que no vas, que vives como pecador. Ven a la Iglesia a misa y así se irá, te vi entusiasmado mientras hablaba, tu asombro me asombró a mí

   ― Por nada ― dijo con cierta vergüenza.

  

La cruz en su cuello lo hacía sentir raro, no diferente, sino igual, todos la usaban. Quizás le protegía de algo, o quizás ese crucifijo era solo un adorno para el cuello, pero de que hizo un cambio la primera vez que lo usó, lo hizo. Se iba a acostar, se había puesto el piyama, nadie más usaba piyama, comenzaba a sentirse ridículo, pero lo usaba igual, se sentó al borde de la cama y se preparó para sacárselo

   ― ¡Detente! ― dijo una mujer a su espalda, al otro lado de la cama. Matt creyó que se trataba de su tía, así que obedeció y no se sacó el crucifijo, al voltearse a mirarla notó que no era Sara, que era… alguien. Era una mujer de unos treinta a cuarenta años, se veía más vieja de lo que debía. Su cara era irreconocible, se podía ver, pero se olvidaba después de un rato.

   ― ¿Quién es usted?

Desapareció. Matt se sentía más seguro que antes, aunque hablarle hubiera sido quizás solo decisión de ella. Él solo se lo contó a Julio.

Julio y Luis eran hermanos, pero no por ello iguales, no se parecían, lo único en común era algo tan común que no parecía indicio de nada: los ojos cafés.  Luis era muy parecido a Francisco, su padre y Julio era parecido a Mariana, su madre.

   Matt despertó por culpa de Julio que había entrado a su pieza a despertarlo el día siguiente a la iglesia. Matt entreabrió los ojos, notó que era Julio

   ― ¿Qué pasa? ― dijo con voz somnolienta

   ― Levántate, salgamos

   ― Estoy con piyama, quiero dormir

   ― Pero… eres el único que mi mamá me deja salir, antes solo salía con Luis… si es que estaba

   ― Vamos a salir todo el verano, acuéstate un rato si quieres.

   Julio se pasó por encima de Matt, el cual no se movía, en un instante temió que los iban a ver durmiendo juntos; o peor, cuando se pasaba sobre él; o peor, encontrarlos durmiendo abrazado. Pero nada, Julio se sentía seguro con él, ese instante de duda se fue en un instante. Llevaban acostados dos minutos pero a Julio le parecían más, no tenía sueño y estaba pegado viendo el techo, miró a Matt durmiendo, relajado, apacible, como si nada pudiera salir mal nunca, tan solo viéndole la espalda. Julio recordó el día en que fueron al bosque del Diablo, recordó lo que Matt le había dicho al salir con una cara de sorpresa: soy gay, dos palabras simples de tres letras cada una; aunque era un verdadero tabú mencionarlas. A Julio no le parecía malo Matt, se sentía muy amigo de él antes de saber que Matt era gay, y lo seguiría siguiendo después, esa información no iba a cambiar quien era Matt Arriagada. Julio lo miró, escuchó a su alrededor y no oyó a nadie, Sara aún no llegaba de ir a comprar, se estaba yendo justo cuando Julio llegó. Se puso nervioso un poco, estaba estirando su brazo hacia Matt para abrazarlo, cada milímetro era una sensación de nervios, y su cuerpo como adivinando dónde estará el de él, estaba presintiendo; suavemente dejó su brazo sobre el torso de Matt, comenzó a acercarse de a poco, se movía lentamente, no quería que esa cama sonara, hasta el más mínimo movimiento, le hacía un ruido tan fuerte que creía que podría despertar con un parpadeo. Terminó con el brazo izquierdo doblado sin tocar a Matt en un pequeño espacio entre ellos y el derecho con la mano en la zona del estómago de Matt. La mano izquierda rozó a Matt y Julio se asustó lo quitó rápido, al ver que no reaccionaba, volvió a rozarle la espalda, se quedó así, en un abrazo a medio completar, de repente Matt se dio vuelta, mientras Julio se hacía el dormido con las manos aún posadas en Matt, Matt abrazó a Julio (mientras dormía), dejando su mano izquierda atrapada y la derecha completamente hecha abrazo. Matt lo abrazaba, tenía una cara de relajación que daban ganas a Julio de no separarse nunca. Aunque los separaban las sábanas, Julio se sentía pegado a él. Con ese abrazo tranquilo, Julio se quedó dormido junto a Matt.

   ¡Pa!, sonó un portazo, Julio despertó con el ruido, Matt dormía plácidamente, se paró de la cama y trató de despertar a Matt, esta vez sí despertó. Era Sara, Julio se sentó en el piso y vio cómo se levantaba Matt. Le pidió a Julio que saliera para cambiarse ropa, Julio fue a la sala, la cual estaba cerca de la cocina en la cual estaba Sara.

   ― Doña Sara, ¿Puedo prender la tele?

   ― Sí, préndala ¿Martino se levantó?

   ― ¿Quién? ¿Matt?

   ― Como sea, ¿despertó?

   ― Se está cambiando ropa

   Julio prendió la televisión, era el único canal que había en Luz Viva, habían noticias, pero eran muy poco importantes: “La familia Jiménez-Saavedra se compró un teléfono fijo”, “El almacén ‘Don Tito’, va a estar con nueva mercadería en dos días”, nada importante, más parecida a la farándula que a las noticias nacionales. Julio veía las noticias cuando Matt llegó.

   ― Listo

   ― ¿Vas a desayunar?

   ― Sí, tía

   ― Ya, espérate

   Matt se sentó a conversar con Julio y Julio le ofreció ir a explorar “el pueblo”, Matt entendió que no se refería a Luz Viva. Después del desayuno le pidió permiso a su tía para salir con Julio y ella le respondió con un simple no. Julio no trató de saber el porqué, solo preguntó  

   ― ¿Cuándo podremos salir?

   ― Cuando lleguemos de compras ― respondió Sara

   ― Bueno, me vas a buscar, adiós ―sonrió mirando a los ojos a Matt y se fue.

El bosque prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora