[ 𝘿𝙄𝙀𝙕 ]

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Hyunjin se hallaba sentado en el jardín mientras observaba a las personas a su alrededor, todos ellos formaban parte de su familia, pero su corazón no las reconocía. Decidió que lo mejor era alejarse de aquel lugar lleno de tristeza y recuerdos, así que comenzó a caminar buscando una salida, sin embargo sintió una mano rodear su brazo logrando detenerlo. Él levantó la mirada encontrándose con la del rubio y soltó un largo suspiro.

—Quiero estar solo —dijo casi en un susurro.

—Tu madre quiere hablar contigo —lo liberó de su agarre.

El castaño asintió y se adentró nuevamente en la casa, en el camino saludó a algunos familiares hasta que logró hallar a su madre. Ella lo guió hacia el antiguo despacho de su abuelo, observó el lugar con cierta nostalgia y sonrió al ver una fotografía de su niñez en donde se hallaba con Sunhee jugando junto a sus abuelos en la playa.

—Esto es para ti —le entregó un sobre—. Ella lo preparó hace unos meses, creo que sabía muy bien el tiempo que le quedaba.

—Mamá —sintió las lágrimas correr por sus mejillas.

Era la primera vez que lograba sentir algo en su interior y eso lo derrumbó por completo, aunque también le dio alivio porque significaba que podría volver a sentir después de todo. Lloró en los brazos de su madre sin consuelo, como si todas esas lágrimas que había estado conteniendo se hubieran derramado de golpe.

—Lo siento, lo siento tanto —sollozó.

Su progenitora acarició su cabello, lo tomó del mentón para que la viera a los ojos y le limpió las mejillas, a pesar de que era en vano porque su llanto no se detendría por un largo rato. Depositó un beso en su frente y volvió a abrazarlo.

—No tienes que disculparte —dijo peinando sus mechones con la mano—, está bien sentir lo que sientes o no sentir nada en absoluto.

Hyunjin la miró sorprendido al escuchar esas palabras, pero no dijo nada y sólo se acurrucó aún más en el pecho de su madre. No recuerda cómo ni cuándo se quedó dormido, pero despertó recostado en el sofá cubierto por una manta. Miró la habitación percatándose de que estaba solo y el atardecer ya había llegado, se sentó estirando un poco sus brazos y pudo ver que la carta que le había dejado su abuela seguía ahí esperando por ser abierta.

La tomó con cuidado y acarició con las yemas de sus dedos aquellas bonitas letras doradas “Hyunjinnie”, no pudo evitar recordar las clases de caligrafía que solía darle cuando era adolescente y las veces que lo regañaba cuando se equivocaba con alguna letra. Se puso de pie y caminó hacia el escritorio de su abuelo, él tenía una gran colección de abrecartas, así que decidió tomar uno de estos para abrirla. Dentro del sobre encontró una gran cantidad de postales de distintos lugares a los que había viajado en los últimos años, él siempre le dijo que la acompañaría, sin embargo por cosas del trabajo nunca pudo hacerlo.

Sintió una vez más las lágrimas acumularse en sus ojos y respiró profundamente antes de comenzar a leer la carta.

Querido Hyunjin.

La verdad es que no sé cómo comenzar a escribir esta carta y soy consciente de que tú eres muy bueno con las palabras, pero en está ocasión no podía pedirte ayuda. Recuerdo la primera vez que te vi en los brazos de tu madre y lo bonito que se sintió tenerte en los míos, nunca imaginé que ese pequeño bollito le devolvería el color a mi vida. Tú sabes muy bien que eres mi favorito y no se lo digas a tu hermana porque le escribí lo mismo en su carta, fue una especie de mentira piadosa.

𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙃𝙀𝘼𝙍𝙏 / 𝙃𝙔𝙐𝙉𝙇𝙄𝙓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora