[ 𝙊𝘾𝙃𝙊 ]

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Hyunjin llevaba una semana con una rutina realmente agotadora; por las noches iba al bar escapándose una vez que su novio caía profundamente dormido, era afortunado de que el rubio volviera exhausto de la florería y se durmiera con apenas tocar la cama. Una vez que su turno terminaba, él regresaba a casa, preparaba el desayuno y despertaba a su amado para que desayunaran juntos, luego lo llevaba al trabajo y finalmente volvía al departamento para dormir las pocas horas que le quedaban.

El castaño revolvió su café con la pequeña cuchara que había en la taza y llevó la vista a su mejor amigo, quien estaba sentado frente suyo.

—No puedes seguir así —comentó viéndolo— ¿Acaso no te has visto en el espejo?

—Minho.

—No puedes seguir mintiendo —sacó su móvil y le tomó una fotografía para enseñársela— Jinnie, no has dormido bien en toda la semana y sólo mírate.

—Me haces sentir peor de lo que me veo —suspiró molesto—. Tú sabes porque no puedo decirle la verdad ahora, le rompería el corazón.

—No creo que saber que trabajas en un bar rompa su corazón —se cruzó de brazos—. Por favor, es una tontería.

—No, no lo es —insistió.

—Está bien —se dio por vencido—, pero no quiero que después te arrepientas de todo esto y vengas llorando a mí.

Ellos continuaron hablando un poco más de cosas triviales y después de media hora decidieron que ya era momento de irse, cada uno fue por su lado y quedaron en verse el fin de semana. Hyunjin, como todas las tardes, caminó hacia el parque y se quedó observando a las parejas que se hallaban a su alrededor. Aquello parecía haberse vuelto un cruel pasatiempo para él, ver todo lo que una vez tuvo y ahora ya no tenía.

Una pelota cayó a su lado y llevó una mano al pecho por el susto, una señora se acercó rápidamente para disculparse junto a un niño. Él podía verla mover sus labios al hablar, sin embargo no podía escuchar lo que decía, ya que su mente se encontraba plagada de pensamientos, así que sólo asintió y ellos se fueron sonriendo tomados de la mano. Un nudo se le formó en la garganta al recordar su niñez y lo mucho que extrañaba pasar el tiempo con su madre.

Al igual que con el resto de las personas que se hallaban en su vida, él también había dejado de sentir algo por ella y hace un tiempo renunció a encontrar una respuesta a lo que había sucedido, sin embargo era verdad que le dolía saber que quizás ese día su corazón se fue y al parecer ya no supo volver.

Después de meditarlo varias veces, por fin se decidió a tomar su móvil y desbloquearlo para marcar su número. Esperó uno, dos y tres tonos hasta que pudo escuchar su voz.

—Mamá.

El contestador le respondió una vez más, colgó la última de cinco llamadas y minutos más tarde recibió un mensaje; “Amor mío, estoy algo ocupada en este momento. Llámame por la noche si no es muy urgente, te ama mamá”.

Guardó el teléfono nuevamente en su chaqueta y comenzó a caminar alejándose del parque. No pudo evitar pasar por la empresa en la que solía trabajar y sentir impotencia, pero no se detuvo y siguió su camino a pasó lento con la vista clavada en el suelo. Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y otra vez cientos de preguntas aparecieron en su mente, era bastante abrumador sentirse así… 

Tan perdido y tan vacío, ya no quería seguir más.

De repente una mano rodeó su brazo y lo jaló con fuerza, él se volteó volviendo en sí y pudo escuchar el alboroto que había a su alrededor; las bocinas, el ruido de los coches al pasar y el murmullo de la gente. Pero eso ahora no importaba, ya que sus ojos estaban fijos en aquel chico de cabello castaño se encontraba sosteniéndolo al borde de la acera.

𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙃𝙀𝘼𝙍𝙏 / 𝙃𝙔𝙐𝙉𝙇𝙄𝙓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora