[ 𝘿𝙊𝘾𝙀 ]

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El rubio se encontraba revisando el inventario, en realidad ya había terminado hace media hora, pero no quería salir porque su jefa estaba atendiendo a una pareja que pronto iba a casarse. Soltó un suspiro apoyándose en una de las paredes y cruzándose de brazos, se quedó en ese lugar unos minutos más y decidió salir porque ya no aguantaba más aquel encierro. Caminó a paso lento hacia el pequeño jardín que había en la parte trasera de la tienda y comenzó a regar las flores.

Con cada día que pasaba sentía que se enamoraba cada vez más de su trabajo, sin embargo en este momento era difícil para él permanecer en un lugar así. Su móvil comenzó a vibrar insistentemente, así que lo sacó del bolsillo y miró la pantalla; tenía treinta mensajes de Sunhee. Marcó el número de la chica y llevó el teléfono a su oreja esperando a que contestara.

—¿Dónde diablos estás? —preguntó agitada.

—Estoy trabajando —dijo despreocupado—, suenas como si fuera a darte un infarto.

—¿No leíste mis mensajes?

—No, por eso te llamé —continuó regando las plantas.

—Hyunjin se irá —respondió tomándolo por sorpresa—, ya está en el aeropuerto, ese idiota acaba de avisarme que se irá a Tailandia.

Felix dejó caer la regadera y sintió los latidos de su corazón acelerarse.

—¿Cómo que se irá? —sintió un nudo formarse en su garganta.

—Mi hermano está demente, así que iremos por él para hacerlo recapacitar y darle un buen golpe —comentó nerviosa—. Estoy llegando a la florería, espérame en el estacionamiento.

El camino hacia el aeropuerto fue silencioso por parte del rubio, ya que la chica no dejaba de maldecir al castaño en cada oportunidad que tenía. Bajaron del coche y corrieron hacia la entrada, Sunhee decidió que era mejor separarse para encontrarlo rápidamente dado que el lugar se hallaba repleto de personas. Felix comenzó a correr viendo las pantallas intentando encontrar el vuelo a Tailandia, pero no podía mantenerse concentrado con todo lo que sucedía a su alrededor.

—Hyunjin, por favor —susurró con los ojos cristalizados.

De repente la suerte estuvo de su lado y lo vio caminando a lo lejos llevando consigo una maleta, decidió correr en su dirección hasta que él se volteó y pudo verlo mejor. Su cuerpo se paralizó en ese instante, el castaño se veía muy contento observando el folleto que llevaba en la mano mientras se dirigía al área de abordaje. Hyunjin levantó la mirada y el rubio se escondió detrás de una columna sintiendo nuevamente que su mundo caía en pedazos.

Hace mucho tiempo que no lo veía sonreír de esa manera y mentiría si decía que no le dolía admitir aquello, sin embargo era verdad. Sunhee se acercó corriendo y también pudo ver a su hermano, el chico la tomó del brazo deteniendo sus pasos y ella lo observó confundida.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó desconcertada— Está a punto de abordar, debemos detenerlo.

—No, no lo haremos —sintió las lágrimas empapar sus mejillas.

—Felix.

—No lo veía sonreír de esa manera hace meses —comentó sin soltar a la chica—, y no quiero ser la persona que le quite esa sonrisa, Sunhee.

Ella le limpió las lágrimas con la yema de sus dedos.

—¿Y si vas con él? —insistió— Todavía hay tiempo, puedo correr y ver si hay más boletos o…

—Hyunjin no me pidió que lo acompañara —la interrumpió—, él se merece ser feliz y yo… Debo aceptar que quizás su felicidad no sea junto a mí.

𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙃𝙀𝘼𝙍𝙏 / 𝙃𝙔𝙐𝙉𝙇𝙄𝙓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora