7 No debía terminar así

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Papá quería ir al baño. David y yo lo esperábamos afuera de la tienda. Me antojé de un helado, así que David me llevó con tranquilidad a la siguiente esquina, me lo estaban entregando cuando sonó algo muy fuerte justo desde la tienda. Quedé algo sorda con el sonido y muy desubicada, lo siguiente que vi fue a la gente gritando.

-Corre Erika- me dice mi hermano.

-¿Dónde está papá?- le pregunto angustiada.

-No lo sé, pero corre- me toma de la mano y tira de ella.

Las personas a mi alrededor corren más rápido que yo, hay alarmas sonando, pero yo solo quiero saber dónde está papá. David sigue corriendo conmigo, mis piernas no son tan largas como las suyas y me tropiezo. Me toma cargada en sus brazos y sigue corriendo conmigo encima.

Tras nosotros solo queda mucho polvo, es lo que las lágrimas me dejan ver, tengo miedo. Demasiado miedo.

No veo a papá. -¿Estás bien?. Nunca lo volví a ver.

-¡Erika! ¿que si estás bien?- me grita sobresaltado Danny.

Lo miro sin realmente fijarme en él. Tengo la cabeza en otro lugar, en otra época.

Asiento sin mediar palabra mientras miro por la ventanilla del copiloto y le doy un poco la espalda. Sin querer me brotan un par de lágrimas que en silencio me limpio con el dorso de la mano, hay cosas que es mejor no recordar. Fueron tiempos difíciles de una violencia desbordada que no tenía una verdadera razón. No pude verlo envejecer o regañarme por comportarme mal en mi adolescencia o presentarle algún novio. Jamás olvidaré el rostro de mi madre cuando llegamos solos a casa. David no dijo nada, simplemente se sentó a llorar en el sofá, él tenía 15 años. Yo tenía 10.

Danny está al volante conduciendo a la vez que marca por su celular.

-¡Mierda! ¡Por qué no me contesta!

-¿A quién llamas? - le pregunto.

-Tri-line no me toma la llamada

-Dijiste que estaría en casa - empiezo una plática para huir de mis memorias.

-Exacto, pero no me contesta.

Un par de ambulancias pasan, se dirigen al lugar donde la primera explosión se dio, miro las calles que en mi cabeza se confunden con las bogotanas, en eso noto que Danny está conduciendo muy rápido, más de lo que debería y que lleva un rumbo desconocido para mí.

-Bueno, cálmate seguro está en casa y ni siquiera se ha dado cuenta de lo que ha sucedido - intento reconfortarlo.

-Entonces ¿por qué no me contesta? - En realidad no tengo una respuesta para eso.

-Al menos bájale a la velocidad que lo último que quiero es morir en un auto después de salvarme de un atentado terrorista - lo digo, pero no me presta mucha atención.

-No estaré tranquilo hasta verlo con mis propios ojos sano y salvo.

-¿Entonces? - pregunto sin obtener respuesta, así que caigo en cuenta: vamos para su casa.

El resto del viaje, que parece ser eterno, ambos guardamos silencio, él pensando en Carlos y yo en mi pasado. Miro un poco el celular para entender qué es lo que ha pasado, los portales web de noticias hablan de miembros de grupos extremistas que se inmolaron en cuatro diferentes puntos de la ciudad dejando como resultado 5 muertos y 27 heridos, pero las cifras siguen creciendo. Recibo un mensaje de Clara que pregunta si estoy bien, pues le conté que saldría, al cual contesto afirmativamente. En eso caigo en cuenta: Alice.

¡Maldita sea! Estaba tan refundida en mis pensamientos que me había olvidado por completo de su existencia, marco su número. No me contesta. Marco de nuevo:

-¿Hola? - gracias al cielo me contesta.

-Alice ¿cómo estás? - le pregunto - ¿dónde estás?

-Ella está duchandose, tranquila todo está bien - ahora que escucho bien, una voz masculina es la que me contesta, de hecho una conocida.

-¿Manuel? - pregunto no muy segura de que sea cierto.

-Sí cariño, para servirte - me contesta meloso. Ahora entiendo por qué la ascendió de puesto esta semana.

-¿Dónde están?

-¿Por qué? ¿Quieres venir?

-Sabes qué, mejor olvídalo - es lo último que digo antes de colgar y volver al silencio inicial. Pero de hecho, parece que ya llegamos.

Danny se baja del auto y va directamente a la puerta de su casa, yo me bajo y lo sigo con desgano, no pensé que esto terminara así, yo tenía en mente otros planes antes de salir del restaurante y ahora estoy entrando a una casa a la que ni siquiera me invitaron (Danny estaba tan apurado que escasamente dejó abierta la puerta para mí), una casa en el otro extremo de la ciudad. Danny entra gritando:

-¡Kaito! ¡Carlos! ¡Tri-line contéstame hijo de puta!

-¿Qué pasa? - contesta Carlos saliendo de la que parece ser su habitación mientras se quita los audífonos.

-¿Estás bien? - pregunta Danny mientras zarandea a su hermano y lo mira de arriba abajo.

-Sí, y ¿ustedes? - dice mientras se percata que estoy allí, todavía tengo el brazo ensangrentado de cuando esa desconocida me agarró y eso lo alerta.

Intento contestar, pero Danny me interrumpe antes de empezar.

-Entonces: ¿cuál es la tu puta excusa para no contestarme cuando te llamo? - grita Danny.

Carlos va a la habitación y vuelve con su móvil mientras lo revisa.

-Al parecer estaba en el perfil de audio Silencio - dice - pero aún no me cuentan qué es lo que ha pasado - se mete el aparato al bolsillo de su pantalón y se queda mirándonos.

Ya más calmados nos sentamos en el sofá y le contamos todo lo sucedido mientras él nos mira sorprendido, atónito por todo lo que se ha perdido mientras jugaba. Me dice dónde queda el baño y voy allí para limpiarme el brazo. Cuando vuelvo hago el amague de querer irme pero los chicos me detienen argumentando que es muy peligroso con los recientes sucesos.

Danny va a su cuarto mientras Carlos me muestra un poco la casa, cuando vuelve trae en la mano una camiseta sin mangas y una bermuda que me ofrece para cambiarme, yo acepto, voy al baño y me pongo su ropa con la que quedo ridícula pero cómoda. Al salir los chicos me ven y no podemos evitar reírnos los tres de mi look a la vez que yo les desfilo por la sala el maravilloso conjunto que ahora uso. Llega la hora de dormir y acordamos que Danny me preste su cama con él incluído, nos despedimos y nos acostamos.

Han pasado algunas horas, no estoy segura pero pueden ser tranquilamente las 2 de la mañana. Al principio de la noche dormí un poco porque estaba muy cansada, pero después tuve una pesadilla: era mi padre, tan joven como lo recuerdo, me miraba fijamente con cariño mientras sostenía mi mano, en eso se escuchaba un estruendo y aparecía yo completamente sola bañada en sangre, entonces me desperté y no he podido volver a dormir.

Me volteo en la cama y veo a Danny, está tranquilamente durmiendo, parece un niño que disfruta plácidamente en un mundo ajeno a cualquier dolor, a cualquier pena. Me siento rara, es como si lo estuviera acechando desde la oscuridad, pero no puedo evitarlo, la poca luz que hay me deja percibir que se ve tan feliz. Me doy a la tarea de detallar su cara: piel blanca, de hecho más blanca de lo normal, creo que necesita salir más a la calle; cejas perfectamente bien definidas, no sé cómo lo haga pero creo que las suyas se ven mejor que las mías; nariz respingada; labios delgados con un ligero tono rosa; y aunque no los vea en este momento, soy perfectamente consciente de que tras esos párpados están los que son quizá los ojos verdes más bellos que he visto en mi vida. Y sin querer, su rostro entre la oscuridad de la noche termina por arrullarme, Thot doblega mi voluntad y así como él disfruta en sus sueños, yo disfruto en los míos que no son más que su faz.

A que te olvidas de mí... {Fanfic sobre 8cho}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora