2 A que te olvidas de mí

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Son las doce de la noche, o eso es lo que creo que marca mi reloj, ya ni veo bien.  Afuera hace un frío de los mil demonios, después de todo está lloviendo, pero aquí en la fiesta el ambiente es tan agradable que ni siquiera se siente el frío, es eso o ya estoy borracho y ni la temperatura noto. La verdad no quería venir, es la fiesta de cumpleaños de una mujer que ni conozco, Carlos dijo que Clara le había casi rogado que saliera, pero que ni loco vendría solo. A todas estas yo qué culpa tengo. Pero ahora que estoy aquí, tonto fuera si me quejo, porque estoy pasándola muy bien: la extranjera esta de... no sé dónde, porque ni le he preguntado, está muy buena, tiene puesto un pantalón negro que le marca divinamente el culo, una blusa de tirantes dorada que estaría gustoso de arrancarle, cabello largo y negro, al igual que sus ojos y es un poco más baja que yo, no lo sé, pero si vine obligado a una fiesta, al menos hay que intentar rematarla de la mejor manera posible. Es cierto que la cumpleañera tampoco se queda atrás y que me ha estado mandando unas cuantas miradas pretenciosas, pero la extranjera...

Creo que me quiere seguir el paso...

Me levanto de la mesa y voy a la suya, donde se encuentra sola, me siento a su lado, ella me mira de reojo y me sonríe a la vez que bebe una cerveza, hemos bailado un rato juntos así que mi presencia no le es extraña, ya vine hasta aquí pero me siento como un tonto sin saber cómo iniciar una plática. Ella lo hace por mí:

-Y... ¿Cuántos años tienes?

-¿Por qué las pregunta? - intento evadirla.

-Clara mencionó que eres el hermano mayor, pero lo cierto es que tienes cara de niño - me dice con una sonrisa amplia. Por supuesto, lo había olvidado, Clara había mencionado que yo era el hermano mayor, así que con ella no podría jugar con mi edad, o quizás sí:

-Si me dices la tuya, yo te digo la mía - si tendré que decirle mi edad, al menos le sacaré provecho a la situación y averiguaré la suya también.

-Eso no es justo, yo pregunté primero - replica, vaya le gusta llevar la contraria, ya le mostraré quién manda - pero como no tengo nada que esconder, te lo diré: tengo 27, ahora tú respóndeme.

-29, ya casi me monto al tercer piso - me lamento de estar a un año de las tres décadas, mientras que a ella el número que acabo de dar no parece importarle mucho, de todas formas para seguirme el hilo me dice:

-Bueno señor Daniel, entonces prepárese para la muy desalentadora crisis de los treinta, no sé de qué trata, pero me han dicho que pega fuerte.

Ambos reímos, pero yo quiero ir más allá:

-Llámame Danny, mis amigos así lo hacen u 8cho.

-¿Ocho? ¿Como el número?

-Exactamente

-Pero, ¿por qué ocho y no tres, catorce o veinte?

-Pues me gusta mucho ese número.

-Yo creo que me escuchaste mencionar que ese era mi número de la suerte y tú estás aquí echándome un cuento - me cuestiona.

-¿Qué? ¿También te gusta?

-Ya no tiene chiste - dice fingiendo una voz más grave mientras niega con la cabeza.

-¿Qué? ¡No! En serio no lo sabía, te lo demuestro - le doy la espalda mientras me paso la mano por el cuello, recogiendo mi cabello - ¿ves?

Se queda mirando, luego con uno de sus dedos repasa sobre mi piel el dígito que tengo tatuado.

-Tienes toda la razón, retiro lo dicho, es más, probablemente te guste más a ti que a mí, porque yo no me haría un tatuaje por él - admite ella.

Recupero mi posición y le pregunto inquisitivo:

-¿Quieres ver los otros tengo?

-Porqué no - me responde encogiéndose de hombros.

Me acerco más a ella y casi como susurro le digo:

-Bueno... Es que tendría que quitarme la camisa.

Se muerde el labio para evitar reírse, pero no lo logra, sabe bien qué le estoy proponiendo, me mira lasciva, se acerca a mi boca y me besa suavemente, luego va a mi oído y me dice:

-No soy una de esas

La miro con incredulidad, me ilusionó y ahora me dice que no, ¡pero qué clase de juego es éste!. Todavía muy cerca de mi cara me dice:

-No me lo tomes a mal, pero no me gusta acostarme con hombres que acabo de conocer en una fiesta, eso me rebaja a otra simple puta y si lo hiciera, a que te olvidas de mí, una más que pasa por tu colchón... Mmmm... Muchas gracias, pero no.

Se levanta de la mesa, se despide de un par de personas y la veo irse muy tranquila, mientras tanto termino de tomarme mi trago y pienso: ¡Dios, si no va a ser pa' mí, pa' qué me la muestras! 

A que te olvidas de mí... {Fanfic sobre 8cho}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora