Necesidad

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Desde que se levantó, Lena supo que algo no andaba bien.

En primera instancia sentía un aroma muy dulce en el ambiente, uno que le hacía sentir hambre, pero no quería comer algo... quería comerse a alguien. Como si fuera un cazador, estuvo observando a Kara por mucho tiempo, detallándola y sintiendo una calidez en su vientre para nada normal. Para ella el calor nunca había sido un problema, pero desde que vio a la rubia saliendo de la ducha sintió como si el infierno estuviera en su interior y por primera vez en su entera vida una gota de sudor bajó por su frente. Vio a Kara quitarse la toalla del cuerpo y comenzar a vestirse, colocándose aquella ropa interior de encaje que le parecía tan sexy, buscando qué ponerse en su armario, decidiéndose por una blusa llamativa y una falda que le llevaba más debajo de la rodilla. Había algo extraño en Kara ese día, un brillo que no comprendía, como cuando un puberto tonto se enamora y ve a la chica más fea de la clase como la octava maravilla del mundo. Kara estaba viéndose en el espejo de cuerpo completo que se hallaba en su cuarto, mientras Lena la observaba con fijación, la rubia ladeó su cabeza a un lado, mirando las marcas en su cuello, haciendo un gesto gracioso tomó su polvo y comenzó a cubrir dichas marcas, por algún motivo eso hizo molestar a la pelinegra que se levantó de su sitio y se posicionó tras Kara, pegándose tanto a ella como pudo.

—¿Qué haces?

Preguntó con fingida inocencia, mirándola por el reflejo del espejo, sus ojos azules estaban fijos en los verdes de ella. Kara sonrió haciendo un gesto de obviedad, moviendo el polvo y la almohadilla en sus manos.

—Tratando de que las personas no se enteren que eres bastante ruda en la cama, amor —luego de llenar la almohadilla de polvo, la acercó a su cuello, sin embargo Lena la detuvo —¿Qué sucede?

—Me gusta cómo se ve.

Kara la miró con una amplia sonrisa, girándose para quedar frente a ella.

—Sé que te gusta como se ve, pero en mi trabajo que tenga este tipo de marcas muy a la vista me hace ver... poco profesional, así que es mejor que sea un pequeño secreto entre nosotras ¿no es mejor así?

—Soy egoísta, Kara —acercó a la rubia a sí misma, haciendo que sus caderas chocaran y sus labios se rozaran, sintió la respiración de Kara y de nuevo aquel calor la invadió en su vientre bajo —Quisiera que todos supieran y tuvieran muy en claro que tú tienes dueña.

La rubia soltó una pequeña risa, dándole un tierno beso en los labios la miró con un dejo de arrogancia.

—Creo que te has confundido, Lucy —la pelinegra arrugó el ceño al ser llamada así —, me perteneces a , así que si alguien debe lucir sus marcas de amor, debes ser tú mi querida novia.

Dándole un beso para volver a girarse, Kara precedió a cubrir sus marcas, dejando a Lena con un gesto de estupefacción en el rostro... ella tenía razón ¡Kara tenía toda la razón! Sin embargo su piel no poseía moretón alguno, pues por muy fuerte o brusco que Kara la mordiera o arañara, aquellos desaparecían en cuestión de minutos. Miró a Kara de nuevo desde la cama, frunciendo su ceño ante la idea de haber perdido aquella pequeña "discusión", no era justo que la rubia tuviera razón y ella no pudiera objetar en nada, además, se suponía que ella era la ama y señora de todos, DE TODOS.

Como siempre, ver a Kara desayunar era fascinante, pero por algún motivo ese día había algo más en la forma en que abría su boca para llevar su comida a la boca, había algo en la manera en que masticaba, en cómo limpiaba sus labios, en cómo bebía su jugo de naranja. Algo en Kara ese día estaba matándola y no sabía que era exactamente.

Para cuando la noche llegó, Lena se dirigió hasta el edificio de CatCo, tomando aquel teléfono celular al que Kara le había puesto como fondo de pantalla una foto de ambas. Rodando sus ojos al ver la foto, Lena buscó el contacto de la rubia en el mismo, encontrándose con que también había colocado una foto suya en el contacto... Kara tenía una especie de problema con los teléfonos móviles, o al menos eso pensaba Lena pues últimamente no hacía más que tomarse fotos con Lena, inclusive una vez había decidido tomar una siesta durante la tarde de un sábado, con su voluptuosa cola agitándose de vez en vez, hasta que escuchó un 'clic', cuando abrió sus ojos Kara miraba su teléfono celular con emoción... le había tomado una foto descansando y moviendo su cola ¡Eso debería ser ilegal! Es invasión de la privacidad ¿Qué diría si alguien viera esas fotos? "Mi novia nació con una deformidad"... no, no había manera de que Kara llamara "deformidad" a su tan majestuosa cola, es decir, Kara amaba esa cola, se atrevía a decir que más que ella misma incluso. Cuando la rubia le contestó el teléfono le dijo que estaba saliendo del edificio, y cuando se adentró en el auto la saludó con un beso diciéndole que estaba lista para ir a casa, sin embargo Lena le dijo que irían a comer antes de ir al departamento, llevándola hasta uno de los restaurantes más caros de National City en su auto negro.

Tus deseos son mis órdenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora