¿Quién eres en esta vasto multiverso?

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-¿Es enserio?- Camila tomó sus pantuflas mirando el reloj: 4:30 am. Bajó las escaleras guiada por el llamado de su nombre.- ¿Dónde estás?- cuestiono después de buscar en toda la planta baja y no encontrar señales de su ya conocida aparición.

Se dirigió a la sala donde se entretuvo mirando la portada de un libro, parecía antiguo, más no se atrevió a abrirlo. Dio la vuelta llevándose un gran susto, tropezando con el brazo del sillón y cayendo afortunadamente en este. Él hombre se encontraba detrás de ella observando con curiosidad.

-No vuelvas a hacer eso- dijo Camila pegando en el asiento.

-¿Hacer qué?- cuestionó él divertido.

-Asustarme, si no fuera por el sofá ahora estaría tirada en el suelo.

-Pero no lo estas- respondió con tranquilidad.

-Qué gran descubrimiento- ella se puso de pie, acercándose a la ventana.

El hombre la miró un rato, observando cada detalle de la chica, hasta que se animo a hablar- ¿recuerdas la vez anterior?

-¿Cuándo dijiste que aprendería algo?- Camila se alejo de la ventana acercándose a él, hace tiempo que había perdido el miedo, ahora, lo que él le causaba era una gran curiosidad.

-Precisamente.

-Bien, ¿y qué haremos?

El hombre se acercó a la mesa y tomó el libro que Camila había observado, lo abrió y buscó una de las páginas, sonrió al encontrarla y se lo mostró a la chica, quien alzó una ceja al ver un esquema del cuerpo humano en un contexto multidimensional.

-¿Acaso nunca los has visto?- cuestiono él

-Si, claro que lo he visto- Camila tomó el libro- en tiendas donde venden incienso.

El hombre soltó una carcajada, viéndolo por primera vez reír sinceramente y no de forma arrogante.

-¿Qué es lo gracioso?- la chica trato de no reír.

-Yo también respondí de forma similar- dijo él- pero pronto descubrirás que es más que un libro exotérico.

-¿Y cómo?

-Hay muchas más cosas fuera de esta dimensión Camila, tan antiguas como el tiempo mismo.

-Espera, esto suena como una clase espiritual.

-Es más que eso. Hace tiempo alguien me dijo que olvidara todo lo que creía conocer.

-¿Quieres que deje mi mente en blanco?

-Si

Camila rió, se sentó en el suelo en flor de loto y recargó sus codos en las rodillas.

-Ammm- empezó a decir

-¿Qué haces?

-Pediste mi mente en blanco, así que estoy meditando.

-¿Haciendo como vaca?

-Hey- reclamó ella- además las vacas hacen muu y yo hice ammm.

Él la miró mal, sin embargo la entendía, él también había sido incrédulo en un principio –tienes razón- tomó lugar a su lado y se puso en la misma posición- podría mostrarte como ancestral me lo mostró a mí, pero seré más considerado.

-¿Ancestral?

-Es una larga historia y ahora no es el momento de escucharla. Concéntrate- encendió un incienso, siguiendo el juego.

La seriedad en su voz hizo ver a Camila que no estaba bromeando, conservó la posición y volvió a cerrar los ojos tratando de concentrarse, sorprendiéndose al notar todos los sonidos presentes, desde el cantar de un grillo hasta el roce de la cortina con una hoja de papel al entrar el aire.

El hombre tomó su mano y en ese instante fue como si hubiera descendido en la montaña rusa, sintió nauseas y abrió los ojos de golpe. Su hogar había desaparecido, y en su lugar flotaba en el espacio, el miedo se apodero de ella y broto en todo su ser al sentirse succionada en un mundo lleno de colores alucinantes.

-¡Esto no es real, esto no es real!- gritaba Camila aferrando sus manos a su cintura.

-¿Estas segura?- escucho la voz de su acompañante- Dígame señorita Dain, ¿Qué es real?, ¿Acaso crees que este universo material es todo lo que existe?

Camila terminó gritando al verse caer en un agujero de cristal.

-Este universo es uno más de un número infinito- continuó él- mundos interminables, algunos benevolentes y otros sedientos de poder.

-Está es una locura- susurró Camila, entrando en una paz inexplicable.

-¿Quién eres en este vasto multiverso?- cuestionó él.

El hombre chasqueó los dedos y Camila se vio arrastrada en una gran corriente, terminando en el sillón donde ya había caído. Se quedó un tiempo ahí, acostada sin mover un solo músculo.

-¿Qué tenía ese incienso?- preguntó ella mirándolo

Él volvió a reír, recordando el té que ancestral le había dado.

Hola ¿como están?

De verdad muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia y gracias por sus votos 

Sueños (Dr. Strange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora