Y todo volvió a salir mal

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~~Narra Mike~~

No me acuerdo bien... Corrí con Timba, Trolli y Cero hacia la zona de los niños, esquivando ramas y piedras en el camino. Vi que había otros adultos que salían del hospital para ayudar. A medida que avanzábamos los gritos se hacían más audibles. El humo inundaba el lugar, no podía ver nada a través de esa especie de neblina. En seguida empecé a sentirme mal, igual que me pasaba de vez en cuando, pero con más intensidad. Me mareé. ¿Qué narices me pasaba? Conseguí ver algunas siluetas entre ese caos de humo y siluetas corriendo de un lado a otro. Me tropecé con algo, era... ¿Un cuerpo? En seguida Timba se acercó a mi y me puso una mano en el hombro. Yo no me enteraba de nada, era como si estuviese soñando. Vi a Trolli agacharse al lado del cuerpecito que había en el suelo para después cogerlo en brazos para sacarlo de allí. Cuando quise darme cuenta, volvía a estar solo en medio de la niebla, confundido y a punto de desmayarme. Me dí cuenta de que Timba, que antes había echado a correr, ahora se había dado la vuelta, gritándome algo desde donde estaba. No le oía, pero supuse que me preguntaba si estaba bien, que por qué narices estaba ahí quieto como un imbécil mientras los .exes atacaban el campamento. Le seguí, o más bien intenté hacerlo, para que no se preocupase y siguiese adelante. Todo se volvía cada vez más confuso a mi alrededor, no veía nada bien. Era como si al abrir los ojos, las cosas pasasen en fotogramas. Me di cuenta de que un .exe estaba frente a mí, mirándome fijamente, lo cual me sorprendió bastante... ¿Por qué no me atacaba? En cuanto desenvainó su espada e intentó darme un golpe, me arrepentí de haberme preguntado eso. Yo también desenvainé mi espada, aunque viendo mi situación se notaba que era simplemente un intento de defenderme. De repente, el .exe cayó al suelo. Ahora tenía un cuchillo atravesado en la garganta. Supuse que era Sparta, ya que era el único que tenía esa buena puntería además de Timba, al cual podía entrever unos metros a mi derecha. Aunque ahora ya no tuviese ningún .exe cerca, sentí que me iba a caer de un momento a otro. Era todo cada vez más confuso, el ruido ensordecedor de los gritos me inundaba los oídos y me abrumaba, y no sabía si era culpa de esa niebla o no, pero cada vez lo veía todo más borroso. Cuando intenté dar un paso, todo mi mundo dio un giro y después, solo oscuridad.

~~Narra Timba~~

Después del ataque al campamento, todo pasó muy rápido. En una semana pasaron muchas cosas. Cero, como nos había confesado días atrás, se sentía culpable por no habernos hecho caso cuando dijimos que era mejor llevar a los heridos y niños a la base. Al día siguiente, él personalmente se encargó de llevarles a la dimensión que habíamos creado. Establecimos turnos de guardia por la noche para tener más seguridad. Mike... Mike estaba inconsciente todavía. No se había despertado desde el ataque, y para mi sorpresa, Trolli no estaba tan mal como yo me imaginaba que estaría. Sin embargo; yo si lo estaba. También me sentía culpable. Me acuerdo de haberle visto luchando contra un .exe él solo, y que claramente no se encontraba muy bien. Pero yo no podía hacer nada, tenía un niño desangrándose en mis brazos y tenía que sacarle de allí lo antes posible, tenía que salvarle. Y supongo que... supongo que pensé que Mike podría apañárselas solo. Y que esperaba demasiado de él teniendo en cuenta cómo estaba. Cuando volví, le vi rodeado de cinco .exes que le arrastraban fuera del círculo de niebla. ¿Estaban intentando raptarle? Corrí hasta donde estaban y después de un rato me dí cuenta de que era imposible mantener a todos esos .exes a raya. En cuanto mataba a uno, aparecían tres más para reemplazarle. Por eso, cuando llegó Cero a ayudarme me sentí bastante aliviado, y pudimos sacar a Mike de allí. Debería haberle ayudado a él... Ese pensamiento que rondaba por mi cabeza desde que él estaba inconsciente estaba acabando conmigo. Trolli y yo nos pasamos el día a su lado, él intentando convencerme de que eso no era culpa mía. Ninguno de nosotros sabíamos con certeza que le había pasado, pero Tina suponía que ese humo... en realidad era gas. Un gas que le había dejado inconsciente... y a los demás no. Otra vez más, nada cuadraba.

El principio del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora