El principio del fin

Cero

~~Narra Sparta~~

- Manu, quiero irme a la cama.- Me quejé, bostezando.

Eran las cuatro menos veinte de la mañana, y Manu me arrastraba por los pasillos de la base tirando de mi brazo. No pude reprimir otro bostezo mientras me llevaba la mano que tenía libre a la cabeza, para retirar los mechones de pelo que me caían por la cara. Intentaba hacer el menor ruido posible mientras pasaba por la puerta de las demás habitaciones, aunque era difícil viendo lo rápido que Manu pretendía ir. Estaba medio dormido todavía, parecía que mis piernas caminaban solas. Cuando empezamos a bajar las escaleras, tuve que apoyarme varias veces en la pared para no caerme.

- ¡Me vas a tirar! - Dije molesto, tratando de pararme en seco, con la esperanza oculta de volver a la cama, aunque en el fondo me conformaba con que dejase de arrastrarme por toda la casa.

Pero no paró, y al llegar al final de las escaleras me soltó. Yo estaba tan adormilado que me choqué contra la pared cuando él giró hacia el pasillo, que quedaba a nuestra izquierda según bajas. Solté un gruñido, y me llevé la mano al lado derecho de mi cara, que casi podía visualizar hinchado y morado al día siguiente. Aún así, como si fuese un zombie giré sobre mis talones y empecé a subir las escaleras de nuevo. Cuando estaba a medio camino, él volvió a agarrarme, esta vez por la cintura, levantándome del suelo para que no pudiese resistirme.

- ¡No! - Me quejé yo, alargando la última vocal mientras pataleaba en el aire intentando liberarme.

Finalmente me dejé arrastrar, relajando todo mi cuerpo. A punto estuve de dormirme, si no fuese porque Manu me dejó caer algo bruscamente sobre uno de los sillones de la sala común.

- ¿Qué? - Dije secamente.

- Que Tina y yo necesitamos que nos digas para qué sirven esos micro-comunicadores.

Le lancé una mirada de odio intensa. Para eso no hacía falta sacarme de la cama a estas horas de la noche.

- ¿Por qué era necesario este secuestro?

- Porque esa cosa ha empezado a pitar cuando estábamos en el laboratorio, y no sabemos si es una radio, un transmisor o una bomba. - Explicó. - Y como entenderás, no queremos arriesgarnos.

- No es una bomba, tranquilo. - Me levanté del sillón bostezando. - Buenas noches.

- No se te ocurra... - Amenazó.

Yo me di la vuelta. Según lo que me había dicho el anciano, cuando me diese la señal, debería contarles a todos lo que él me dijo cuando le vi por primera vez en la ciudad. Según él, era imprescindible para el plan, pero yo tenía mis dudas. Si fuese así, se lo habría dicho él mismo. Pero no era una buena hora para plantearte el por qué de las cosas, así que me senté de nuevo suspirando.

- Me vas a matar cuando te lo cuente.

- ¿Por qué debería hacerlo?

- Porque lo considerarás algo muy importante que debería haberos explicado antes. - Suspiré. - Pero que conste que yo solo he hecho lo que me dijo el anciano, así que es su culpa.

- No lo creo, dispara.

- Los micro-comunicadores tienen un chip dentro, en el que hay una especie de planos con la información que el anciano ha podido recolectar sobre los planes de los .exes hasta el momento.

La expresión de Manu cambió rápidamente, no sabría decir cómo exactamente. Se levantó de un salto del sofá para ir hacia el laboratorio, mientras murmuraba por lo bajo.