02; celosa.

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—Ah Ji-An —jadeó Jimin en mi cuello, como acostumbraba a hacer, me empujó a la pared y allí me arrinconó—. Estoy tan cansado, ¿me consentirás un poco?

Reí un poco antes de dar un corto beso en sus labios. Acaricié el cabello que caía a ambos lados de su rostro y lo guié a la cama.

—Lo siento Jimin-ah —murmuré con fingida lástima—. Esta noche no podré mimarte...

El rubio me miró con la tristeza de un niño pequeño al que le niegan sus dulces.

—Sabes que no me gusta en estos días del mes...

Hizo un puchero, provocándome.

—Anda, mímame un poco y prometo que lo devolveré —torcí los ojos, pero él sabía. Con esa sonrisa de niño inocente me tenía en la palma de su mano.

× × ×

—Por cierto Jian, ¿Donde está el gato?

Me asomé por la puerta del baño y lo observé allí acostado en mi cama, con su pecho descubierto, una sonrisa bobalicona y sus ojitos cerrados por el cansancio.

—Y yo que sé —mascullé con el cepillo de dientes en mi boca y regresé al lavabo a escupir—. Durmiendo por ahí, supongo.

—¿Ya tiene nombre? —cuestionó y al escucharme negar soltó una carcajada—. Eres una mala madre.

Bufé. Ha pasado una semana y temo que voy a asesinar a ese animal.

—Cállate —repliqué, le arrojé una toalla al rostro y él solo rió—. No me hables de eso, que la próxima vez que te vengas dent...

—¡Shhh! —me haló a su regazo y cubrió mi boca—. No digas cosas como esas Jian.

En eso apareció el gato, que tan pronto como vio a Ji-Min acostado brincó a la cama y se acurrucó en su pecho. Él con una amplia sonrisa acarició las orejas del felino y barbilla.

—Ah mira ya apareció —espeté—. ¿Ya te lo puedes llevar?

× × ×

Al ver al gato mear en mi sofá, lo aparté de una patada. No muy fuerte, que maltratadora de animales tampoco soy, pero si lo suficiente para que bufara y se aferrara a mis tobillos desnudos. Ese animal no perdía oportunidad para morderme cualquier trozo de piel que dejara expuesto.

Me acosté en la cama, y debo admitir que me sorprendió ver al felino subirse por primera vez al colchón sin la presencia de Jimin ahí.

Más mi súbita alegría se acabó al verlo dedicarme una mirada de lo más apática, se dio la vuelta dándome una perfecta vista de su trasero y se enroscó a dormir a los pies de la cama.

Era demasiado bueno para ser cierto.

Pero no era como que yo quisiera recibir amor de la bola de pelos tampoco.

× × ×

—¿Así que ya duerme contigo? —cuestionó Jimin con una amplia y aparente inocente sonrisa desde el banquillo frente a la barra de la cocina—. ¡Ya se llevan bien!

—¿Cuando es que viajas a Busán y te llevas ese animal? ¿Mañana?

El rubio rió mientras mimaba al felino. Juré ser capaz de oirlo ronronear. Descargué el plato con algo de arroz frente a Jimin y serví refresco.

—Lo siento cariño —murmuró sin dejar de acariciar al gato—, eso se pospuso, no visitaré a mis padres hasta el mes próximo.

¿Y creía que podía mermar mi ira con esa voz tímida y avergonzada?

—Park Jimin —espeté, apuntando su bonito rostro con el palillo—. He tenido a ese bicho por dos semanas, me dañó los audífonos, el cargador del móvil, casi rompe el cable del computador, quebró el jarrón que me dió mi madre cuando me mudé, y estoy segura de que se meó en las cortinas de mi habitación.

—Falta educarlo Jian, pero míralo, ¿no te parece hermoso?

—No.

—De verdad siento las molestias, te recompensaré por todo, te ayudaré a limpiar, y pasaré más tiempo aquí contigo para cuidarlo.

Meneé la cabeza, los gatos eran muy independientes y ese se la pasaba todo el día durmiendo mientras yo estudiaba, y toda la noche jodiendo por todo el departamento. Jimin tendría que venir en la noche de todas formas.

—¿Jeongguk no puede cuidarlo? ¿O Taehyung? Ellos se ven como que les gustan las mascotas.

Ellos más bien parecen las mascotas de Jimin.

Jimin negó y permaneció en silencio. Alzó al gato y me lo enseñó. Su expresión de cariño se transformó en recelo y lo aparté. Jimin continuó acariciando la frente del animal y lo obligué a descuidarlo mientras le daba un beso.

—¿Sabes Jimin-ah? Me siento celosa.

Él sonrió y descargó al gato en el suelo. Rodeó mi cintura y me ubicó entre sus piernas, pero entonces mientras nos besuquéabamos el gato brincó de regreso al regazo de Jimin obligándolo a soltarme.

—Al parecer no eres la única celosa —se burló y le lancé los palillos a la cabeza.

grumpy suga ; myg ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora