Cogí mis nuevas llaves de uno de los cajones de la entrada y salí de la casa con la mirada de la mayoría de los presentes clavada en mi espalda. Cerré con un portazo la puerta, de todas formas no se iba a oír por el volumen de la música.
Caminé sin rumbo fijo, como la mayoría de las veces que salía a dar una vuelta. Varias veces me había perdido porque me iba por caminos que llevaban a los pequeños bosques que delimitaban la ciudad, pero sólo en una ocasión tuve que llamar a Àine y a Brian para que vinieran a recogerme de donde quisiera que me encontrara.
Llegué a un parque solitario, me senté en uno de los columpios y me balanceé suavemente de atrás a adelante. Cuando llevaba un rato ahí sentada observando la noche estrellada y la preciosa luna llena, oí un chirrido a mi derecha. El columpio se estaba moviendo como si alguien lo hubiera empujado. Me levanté sobresaltada y me alejé un poco del gran juguete de metal que tanto gustaba a los niños, pero no vi ningún fantasma ni ningún humano que pudiera haber causado el movimiento del columpio. Me giré para ir a otro sitio y se oyó un grito en la oscuridad. Ese grito provenía de mi garganta cuando al girarme me encontré cara a cara con el fantasma de Dylan Horan, mi padre.
-¡Qué susto me has dado! Si quieres aparecerte ante mí, hazlo de forma más discreta papá… Te echo de menos, mucho –empecé a llorar-. Te quiero, no lo olvides nunca.
Me acerqué a él para abrazarlo, pero me dí cuenta de que era estúpido porque era un espíritu, de forma que acabaría abrazando el suelo. Me estaba volviendo loca: por un lado, intentaba olvidar a mi familia para no llorar más y por otro, cada vez los veía más a menudo y se me hacía más difícil. Ya no sabía qué hacer.
-Papá, ¿por qué no entendéis que apareciéndoos ante mí me hacéis sufrir más? ¿Y por qué no puedo hablar contigo? ¿Entiendes lo que digo?
Él asintió y me fijé en su rostro, expresaba decepción. Entonces lo entendí todo, había venido a mí para mostrarme que no estaba contento conmigo, que le había decepcionado al realizar la venganza. Lloré amargamente y mi padre empezó a correr, o mejor dicho, a volar rápidamente por una calle y yo salí corriendo detrás de él.
“¿Dónde me querrá llevar?” me pregunté mientras cada vez corría más.
Finalmente llegó a una casa que reconocí rápidamente, era mi anterior casa. Desde que estaba en Irlanda no me había querido acercar ahí, pero en ese momento el fantasma de mi padre me había llevado hasta el jardín. Él entró bruscamente atravesando la puerta y haciendo que se oyera caer y romperse un objeto de cristal.
-¿Qué ha pasado? –se oyó una voz de mujer.
Un hombre contestó que se había roto un jarrón de flores y entonces las voces se hicieron imperceptibles, ya que dejaron de chillar y hablaron en tono normal.
“Creo que ya lo entiendo, los fantasmas de mi familia están amarrados a esta casa. Un secreto o algo importante les debe de estar atormentando como para haberse quedado en este mundo, pero ¿qué querrán decirme?” pensé.
Dí media vuelta y volví a mi casa, porque aunque me resultara raro decirlo, en ese momento la casa de mis tíos y de mi primo, se había convertido también en mía. Conforme me iba acercando, la música se oía más fuerte y pensé en todos los vecinos a los que estarían molestando, ya era casi la una de la mañana.
-¡Niall! –grité en cuanto entré-. La música está muy fuerte, se oye desde la calle de abajo.
-¿Y qué?
-Pues eso, que la bajes. ¿O quieres que venga la policía?
-Ah primero me dejas en ridículo en MÍ fiesta –remarcó el “mí”- y ahora haces de mamá.
-Niall, Mariluz tiene razón: si no bajamos la música, los vecinos acabarán llamando a la policía por mucho de que les avisaras de que habría fiesta –me defendió Louis.
Le dirigí una media sonrisa y me giré para subir a mi habitación.
-¿Has llorado Mariluz? –dijo cogiéndome del brazo.
-Déjale Lou tío, ¿no ves que se hace la fuerte pero en verdad se pasa todo el tiempo llorando?
Cerré mis manos en puños pero contuve las ganas de pegarle en ese momento, ya me había reído bastante de él en esa noche y tampoco me apetecía que la gente me siguiera mirando de esa forma. Estiré fuertemente el brazo para que Louis se soltara, lo que hizo que el pañuelo que escondía la cicatriz de la muñeca izquierda y dos nuevos pequeños cortes se dejaran al descubierto.
-¿Ves lo que te decía? Es patética, se ha vuelto a cortar.
Sin coger el pañuelo del suelo, subí corriendo las escaleras para encerrarme con un portazo en mi habitación. Cuando estuve ahí, me senté en el suelo contra la puerta y empecé a chillar para desahogarme. Los dos cortes me los había hecho con las llaves como castigo a mí misma por decepcionar al fantasma de mi padre, no soportaba saber que estaba defraudado con la única hija viva que quedaba de su familia. Yo me había convertido en la deshonra de la memoria de los cuatro miembros de mi familia, y por eso me debía de castigar a mí misma.
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Wild Heart. {Tommo's fanfic} TERMINADA
FanficNunca sabes lo que puede pasar. Parece que tu vida sea perfecta pero en un segundo las cosas cambian rápidamente. Pierdes a las personas que más quieres, te sientes desorientada, no tienes ganas de nada, tu actitud empieza a cambiar y las drogas son...