Angel's Room

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Abrió los ojos sintiendo que había dormido apenas nada. El sonido del despertador le pareció molesto, incómodo y deseó con todas sus fuerzas que aquel día no comenzara. Se hizo un ovillo en la cama y se abrazó las piernas. El despertador seguía sonando, llamándolo, arrastrándolo hacia aquel día que apenas despuntaba. Sintió una gran aprensión que sintió en el estómago seguido de una corriente eléctrica en la espalda. No era posible que la escuela le inspirara tanto miedo -pues eso era aunque él no quisiera llamarlo así- y que deseara quedarse en cama y olvidar el mundo, vivir en los sueños, en otra época, siendo alguien más o algo más. Pero el despertador, como una pesada cadena, lo ataba a este mundo, arrastrándolo hacia el fondo de una realidad que lo asfixiaba como si del océano se tratara.

Al final, decidió levantarse. Con pesados pasos fue al cuarto de baño y se duchó, se lavó el pelo, las orejas y se cepilló. Se peinó de una y otra manera, mirándose al espejo, preguntándose si aquel sería su año al fin, si por fin encontraría amigos de verdad aparte de Brenda, su mejor y única amiga; si sacaría sobresalientes en las asignaturas; si un día, aunque fuera solo uno, se despertaría con ganas de ir a la escuela, motivado y lleno de ganas de vivir. Deseos recurrentes en los que pensaba todos los principios de año.

Decidió peinarse como toda la vida: levantado y hacia la derecha.

Se puso su estilo de ropa: una camiseta de manga larga y unos jeans. Decidió dejar el chaleco, pues se veía, en su opinión, demasiado pretensioso.

Desayunó solo, pues su padre salía muy temprano a trabajar. Su madre, en cambio, estaba en su cuarto dormida aun. Así que él se sentó en la mesa y tomó un plato de cereal que comió con velocidad.

"De verdad estoy nervioso", dijo al darse cuenta que el plato estaba vacío.

Sacudió aquellos pensamientos y trató de sonreír y sentirse motivado. Era su último año de secundaria, no podía pasarse el tiempo sintiendo pena por si mismo. El siguiente año entraría a la universidad y entonces las cosas cambiarían por completo en su vida. "Así que lo mejor es disfrutar estos momentos al máximo y dejar que todo fluya". Sonrió sinceramente, respiró profundo y tomó su mochila del suelo de la sala.

-Me voy a la escuela, ma, nos vemos en la tarde, te quiero.

No recibió respuesta. Cerró la puerta y se fue a la parada de autobús.

***

En cuanto subió al autobús se puso los audífonos y se sentó en la parte posterior del largo camión blanco de grandes ventanas. Mirando a la ventana, puso a su banda favorita "Laika" mientras miraba aquel amanecer nublado a través de la ventana.

"Todos los primer día de clases son nublados", se dijo mientras recordaba los de la primaria, recuerdos que se sentían aun demasiado frescos en su memoria a pesar de haber sucedido hacía ya casi 10 años. My Last Breath, le dio la melancolía necesaria a aquellos recuerdos mientras miraba su pueblo, Middletown, pasar frente a sus ojos.

Pasó frente a la farmacia, al mercado, al pequeño centro comercial y a la zona de bares y restaurantes. Cuando el camión subió por la primera y dobló sobre Wet Rock, vio el enorme cine Lantern, de marquesinas blancas y paredes violeta elevarse sobre los demás edificios como un coloso.

Apartó la mirada, y la bajó a su celular, sintiendo un escalofrío en la espalda mientras pasaba junto a aquel edificio. Su respiración se entrecortó, pero se obligó a controlarse. Una pasajera sentada en la siguiente hilera de asientos lo miró extrañada. Pero los recuerdos te golpean como un martillo, en una secuencia de fotografías de los momentos que pensabas olvidados, y nuevamente todo se vuelve real, todo está ahí, frente a ti recordándote que jamás te librarás de los fantasmas que te viven en tu mente.

BORDERWhere stories live. Discover now