Hurts Like Hell

149 15 1
                                    

Es extraño como alguien a quien no veías más que como un personaje secundario en tu vida, puede convertirse en el personaje principal. Como alguien a quien no ves más que como parte del entorno puede volverse tu mundo entero.

Es extraño y aterrador al mismo tiempo.

Como una montaña rusa, en la que horizontalmente vas desplazándote, lentamente, admirando las nubes encima de tu cabeza, lejos allá donde parecen inalcanzables, cuando sin aviso comienzas a subir y subir y subir, paulatina y constantemente, sintiendo como la respiración se va entrecortando poco a poco, como las manos comienzan a sudar cada vez más, como el corazón late y late a pesar de que estás en el mismo coche, en la misma montaña rusa.

Así le había sucedido a Andrew cuando se percató que los ojos de Jerry no sólo lo miraban a él, sino que en ellos había un brillo y una ternura que jamás había experimentado.

Todo comenzó el primer día de clases del segundo año de Secundaria. Ese ciclo Brenda no compartía con Andrew ninguna clase, sólo coincidían a la hora del almuerzo, lo cual lo ponía sumamente triste e incómodo, pues no quería sentir nuevamente esa sensación de soledad y ostracismo al momento de tener que hacer un trabajo en equipo y que nadie se acercara a él, que tuvieran que formar parejas al momento de jugar quemados en Educación Física y que tuviera que estar solo, mientras todos los demás contaban con un amigo.

-Vamos, Andrew, no seas dramático. Tienes que aprender a estar solo, no te vas a morir por hacer uno o dos trabajos solo-le dijo Brenda una vez mientras almorzaban. El murmullo de sus compañeros ambientaba el comedor. Andrew mordía sin ganas un sandwich de atún. No tenía hambre.

-No soy dramático, de verdad me siento mal cuando estoy solo. Quisiera estar con mi amiga en un trabajo, eso es todo.

-Pues es una increíble oportunidad, ¿no crees?

-¿Para qué?

-Para hacer nuevos amigos. Así es como nacen las amistades, Andrew, conviviendo con gente con la que nunca lo haces -ese tono de condescendencia hacia que se preguntaba porque Brenda era su amiga o si ella lo miraba de la misma manera que él a ella, pues él jamás la trataría de esa manera. Quizás ella no sabía lo que él sentía, esperaba que así fuera, porque de otra manera, ella era peor que la gente que lo ignoraba.

-No soy bueno haciendo amigos -contestó él mirando por la ventana.

-Pues tienes que empezar a serlo, chico. El mundo está hecho de relaciones, de trabajar en equipo, no puedes simplemente alejarte de todo. Vas a sufrir mucho si piensas así.

Andrew no quería un sermón. Decidió ceder aquel almuerzo y desvió la plática hacia el coche que los padres de Brenda prometieron comprarle para cuando se graduara. Había escuchado sobre el tema docenas de veces, lo cual le permitía ponerse en piloto automático y divagar en sus pensamientos.

La normalidad en la que se desenvolvían sus compañeros lo inquietaba. Todos hablaban con todos como si fuera lo más fácil del mundo "¿Por qué se me complica tanto entonces? ¿Qué estoy haciendo mal?" Sentía como si estuviera rezagándose poco a poco en una carrera y que, conforme avanzaban los días, sus compañeros le sacaban mayor ventaja, hasta perderlos de vista.

Fue entonces que tuvieron clase de química con el profesor Thomas en el laboratorio de la escuela. El oso, arrugando la nariz, comenzó a decir:

-Van a trabajar en parejas. Ya saben como funcionan las cosas en el laboratorio: cualquier estupidez que hagan, cualquier error, cualquier cristal roto, cualquier fuga que haya, significa reprobar la materia y quedar suspendido una semana -la amenaza no era vacía, como solía ser con varios profesores. Todos prestaban atención, vestidos con sus batas blancas y sus enormes gafas-. Yo haré los equipos.

BORDERWhere stories live. Discover now