Capitulo Uno.

3.6K 195 9
                                    

Eran las 11:35 de una noche de junio y en breve me tocaría salir a actuar. ¿Qué si estaba nerviosa? Como el primer día, pero solo me ocurría en los momentos previos. Una vez subida al escenario y aun más cuando empezaba a cantar, todo a mí alrededor parecía desaparecer, y era como si todas aquellas personas que me miraban atentamente, no estuvieran allí.

Mi nombre es Debora, un nombre común, pero mis amigos me llaman Deb, así que opten por lo que quieran. Bueno todo empezó aquella noche, cuando mi grupo y yo nos estábamos preparando para empezar a tocar. En total éramos cinco. Erik, Ferran, Sergi, Jacob, un chico... ¿cómo decirlo? Guapo el condenado y para mi vergüenza tengo que reconocer que tuvimos un “asunto”, pero duro poco, porque gracias a dios recapacite, algo que él no sé si llego a superar.

Y ahí me tienen a mí, la cantante del grupo, rodeada de 4 chicos que se habían convertido en mi familia.

- ¡Chicos 20 minutos!

- De acuerdo señor Carl

Carl era el propietario del local en el que tocábamos cada noche. Es un muy buen hombre que nos adopto cuando estábamos tocando en bares. Se ve que nuestra música le gusto y dio la casualidad que necesitaba un grupo para su local y 3 meses después ahí seguíamos nosotros, interpretando canciones de viejas glorias como consecuencia, pero tocando algunas de las nuestras también.

- Chicos ¿han visto a mi cable por alguna parte?- preguntó Erik

- Emm... ¿has probado buscar dentro de la mochila donde guardamos siempre todos los cables?- contesto Sergi con toda la ironía del mundo

- Me muero de la risa- contestó Erik

Pero menos Erik todos estallamos en carcajadas.

- ¡Cuidado!

Esa fue la última frase que escuche antes de que una serie de catastróficas desdichas se produjeran casi simultáneamente.

En el mismo momento en que ese camarero cargado con una bandeja redonda en la que llevaba Vodka y una Coca-Cola Light pasaba frente a mí, se oyó el grito ensordecedor de una muchedumbre enloquecida. Este grito nos sobresalto a todos, incluyendo a Erik, quien tropezó con el cable que acababa de encontrar, con la mala suerte de ir a caer encima de un amplificador. Gracias a dios tuvo los reflejos de anteponer su brazo derecho a su cabeza, salvándose así de un buen traumatismo, pero dejando su brazo en una posición poco común.

- ¡Aaaaaaaaaah! – Gritó Erik

- ¿Esta roto? 

- ¡Aaaaah!- esta vez fui yo la que grite – ¡Dime que no!

- Dios parece roto- dijo Ferran con mala cara, aunque nada comparado con mi cara de pánico.

- ¿Y te duele mucho Erik?- pregunte con una falsa sonrisa, intentando tranquilizarle.

- ¡¡¿Tú qué crees?!!

- ¿Pero podrás tocar?- pregunto Jacob que como única respuesta obtuvo una mirada fulminante de Erik.

- ¡Ay! de esta nos echan! Si no tocamos, nos echan – dijo Erik

- Carl no haría eso... ¿verdad?- mi cara de pánico se duplico, mi cara estaba pasando de su habitual moreno de sol a un tono blanquecino digno de blanca

-¿Que pasa aquí?- dijo Carl asomándose

Mi cara paso de blanca a amarilla

- Erik ¿Qué te ha pasado? preguntó extrañado

- Verá señor... Me he tropezado con un cable y creo que me he roto el brazo

- ¡Madre mía! ¡Hay que llevarte al hospital!- dijo alarmado- Zed, llama a un taxi y acompaña a Erik al hospital

- Si señor- contestó el camarero que había pasado con las bebidas

- Pero señor... ¿Y la actuación? -pregunté tímidamente

Entonces Carl se quedo pensativo unos instantes que se me hicieron eternos y de pronto chasqueo los dedos y me miro con cara de victoria

- Yo me ocupo de eso

- ¿Cómo que tú te ocupas de eso? -pregunté extrañada. Pero antes de haber terminado la frase el señor Carl había desaparecido del lugar.

Mientras tanto Zed se llevo a Erik fuera del lugar y pasados unos pocos minutos, que a mí se me antojaron eternos, el señor Carl volvió, pero no volvió solo.

- No me lo puedo creer - susurre ahogando un grito

- Ese no es... -empezó Ferran a la vez que giraba la cabeza hacia mí.

Si lo era. ¿Cómo describirlo? Converse viejos pero con estilo; jeans caídos; camiseta blanca semi-cubierta por una chaqueta de cuero negra. ¿La cara? Perfecta. Rasgos casi infantiles, con pómulos pronunciados, una boca de ensueño rodeada de una bien cuidada perilla y unos ojos en los que me perdería encantada. Todo ello coronado con un gorro de lana negro rayado.

- No me lo puedo creer... -repetí sin terminar de asimilar lo que veían mis ojos

- ¿Qué es lo que no puedes creer? - preguntó Jacob algo irritado por mi actitud frente al recién llegado

- Chicos les presento a Dante Crane - dijo el señor Carl con una sonrisa radiante

Y es que simplemente en ese momento no me lo podía creer. Ahí estaba el, un actor al que realmente admiraba por su trabajo en todas las películas que había interpretado hasta el momento. Del que poco sabía fuera de lo puramente profesional, pero que constituía una gran parte de mi sueño. Si claro yo como todo el mundo tenía un sueño. Quería hacer la carrera de periodismo y entrar a trabajar en una importante revista de cine, para así llegar a entrevistar a un gran actor, como era Dante. Ese era mi sueño, tocar con los chicos me servía para ahorrar para poder ir a una buena universidad y asegurar mi futuro.

- ¡Wow es un placer! He oído hablar mucho de ti - dijo Ferran viendo que yo no reaccionaba -Yo soy Ferran

- ¿A si? Bueno es un placer y un honor que hayas oído hablar de mí- Respondió con esa voz ronca inigualable

- ¡Todo el mundo ha oído hablar de él! - intervino Sergi risueño - Yo me llamo Sergi.

- Encantado también - dijo Dante dándole la mano - ¿Y tú eres?... – preguntó dirigiéndose a Jacob, por lo que parecía mis nervios continuaban a salvo, no se había percatado de mi presencia.

- Jacob - dijo este aceptando de mal grado la mano que Dante le ofrecía

- Oye seguro que tu papel en “Marea baja” fue genial, yo no la he visto porque no me gusta mucho el cine, pero seguro que estuvo muy bien - dijo Ferran para romper la tensión.

- Yo tampoco la he visto, pero ¿Como sabes que fue tan genial sin verla? – dijo Dante 

En ese momento se me dispararon todas las alarmas.

- ¡Ah! Porque Deb me la ha contado con pelos y señales miles de veces

- ¿Deb? - preguntó

- Si, nuestra cantante, bueno en realidad se llama Debora pero como no le gusta su nombre le llamamos Deb, ¿verdad?- inquirió girando la cabeza hacia mí con una sonrisa triunfal y un brillo de picardía en los ojos.

El precio de la Fama© (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora