Capitulo Veintiuno.

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- ¡Ferran! -grité levantándome de la silla de un salto - ¿Te has vuelto loco? - pero entonces vi que el sujeto era Dante, quien en ese momento se retorcía e dolor en el suelo mientras un buen chorretón de sangre adornaba su nariz. - ¡Ah! Ya veo
Entonces Dante empezó a levantarse y Ferran hizo ademán de repetir la jugada anterior
-Ya, detente Ferran
- ¿Pero?
- Tranquilo, si es necesario otro se lo daré yo misma
- Está bien- dijo retirándose un poco
- ¿Que es lo que quieres?-dije girándome hacia Dante
- Pedirte que me dejes explicarme - dijo con los ojos vidriosos por el dolor- Y un trapo si me prestas uno - entonces le alcancé un poco de papel de cocina para que se taponara la nariz que parecía negarse a parar de sangrar -Creo que me la has roto- dijo dirigiéndose a Ferran
- Me acabas de alegrar el día - dijo con una sonrisa irónica
- Si bueno… No puedo negar que me lo merecía... Deb yo
- No quiero saberlo Dante, no me lo digas, suficiente daño me has hecho ya
- Deb solo te pido que me escuches -insistió mirándome fijamente a los ojos, tal y como hizo la noche en que nos conocimos, mirada a la que desgraciadamente fui incapaz de resistirme.
- Está bien, pero más te vale que sea la mejor explicación que has dado en tú vida - Contesté mientras me sentaba en el sofá él se sentó a mi lado de cara a mí y empezó a hablar.
- Deb yo no puedo justificar lo que ayer viste, solo puedo prometerte que estoy intentando dejarlo. Lo que pasa es que hay momentos de debilidad en los que no puedo evitar recaer. No creo que puedas imaginarte lo que es soportar ese tipo de vida, y espero que nunca debas hacerlo, de verdad. No me veo con la fuerza moral como para pedirte perdón ahora, porque sé que no lo merezco, pero sí quiero que sepas que el Dante que viste ayer no es el de verdad, esa es la cara más oscura que hay en mí y que estoy intentando desterrar.
- ¿Y la chica?
- Creo que ambos sabemos que no es solo una amiga, así que no quiero atentar contra tu inteligencia con una burda mentira - dijo avergonzado - Es Emilly Grey, llevo un tiempo saliendo con ella. Puede que no sea la mejor de las influencias, pero nos divertimos mucho juntos.
- ¿Entonces?
- Entonces nada quiero terminar con ella Deb, quiero tener una nueva vida y quiero hacerlo a tu lado.
- ¿Cómo puedo creerte Dante?- pregunté con los ojos humedecidos, por una parte me había hecho mucho daño, no me avergüenza decirlo, pero por otro lado seguía inevitablemente enamorada de él. Sólo necesitaba una señal
- Mírame a los ojos

Y ahí estaba, la sinceridad en sus ojos no me dejó duda alguna. Yo lo quería y él me quería y lo que pasó a continuación era algo que ambos deseábamos, así que nos besamos como si nada fuera aquel beso importara.
-Bueno creo que aquí sobro… De nuevo- dijo Ferran mientras tomaba su chaqueta dispuesto a irse
- ¡Espera un momento!- dijo Dante levándose abruptamente para acercarse a él - Quiero que sepas… - empezó una vez a su lado y lo suficientemente bajo como para que yo no lograra escucharlos, lo cual fue un intento fallido ya que logré escuchar - Que no volveré a hacerle daño.
- Más te vale, porque es como una hermana pequeña para mí
- Tranquilo, conozco ese sentimiento
- Está bien pues… ¡Ah! Perdón por…
- Nada, insisto en que lo merecía- lo interrumpió Dante con una sonrisa
- Entonces… ¿Tregua? - preguntó Ferran ofreciéndole la mano
- Tregua - concluyó Dante estrechándosela entonces Ferran se fue y Dante se giró hacia mí. - Y bueno… ¿Que hacemos ahora?
- Ni idea, propón tú algo - contesté risueña
- No creo mi neurona de pensar está de vacaciones ahora mismo- dijo haciéndome reír.
- Entonces tenemos un problema
- ¿Por qué?
- Porque la mía está de baja - comenté yo a lo que ambos estallamos en risas.

Así pues, por falta de creatividad nos quedamos allí mismos en el sofá charlando toda la tarde y recordando porque nos habíamos enamorado el uno del otro. Llegada la noche Dante me comentó que tenía cosas y que debía irse. A decir verdad no me gustaba alegarme de él, y mucho más ahora el saber que existen momentos en los cuales puede recaer estando lejos de mí, sabiendo no sabría ayudarlo, pero aún así querría con todo el corazón. Solo me faltaba esperar a que eso no volviera a pasar esta noche incluso todas las noche, me aterra el saber que puede volver a su oscuridad es un sentimiento realmente devastador que consume y devora toda la felicidad y amor que existe en un corazón puro.

El precio de la Fama© (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora