Capitulo Quince.

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-¿Nerviosa por algún motivo en concreto?

- Dante está aquí

- Así que era él… Me pregunto ¿Cómo lo tomará Jacob?

- No veo motivo alguno para tener que contárselo- contesté tajante

- ¡Tranquila! Era una broma, sabes que no te haría eso. Pero igualmente no está ciego, si Dante está ahí lo va a ver

- ¿Y qué? Ya no estamos saliendo juntos, creo que va siendo hora de que empiece a superarlo

- Cierto pero...

- ¡Chicos 5 minutos! - dijo Carl apareciendo de la nada.

- ¡Deja el nerviosismo y prepárate! – dijo dándome un empujón

Cuando Carl terminó de presentarnos y el telón se abrió de nuevo pude ver cómo, confirmando mis sospechas, Dante estaba sentado en una mesa a primera fila y Jacke, Josh, Megan y Beth lo acompañaban. El nerviosismo estuvo a punto de terminar conmigo, pero el sonido del primer acorde salido de la guitarra de Erik me rescató y me envió de nuevo a mi mundo, en el que solo una persona había logrado entrar.

Cuando terminó la actuación de la noche nos quedamos a recogerlo todo y luego nos dirigimos a la barra para tomar una merecida copa.

-Puedo invitarla a una copa señorita- dijo una voz a mi espalda

- Lo siento pero - Pero cuando me giré tenía enfrente a Dante con una sonrisa radiante seguido de todo el grupo y pude ver que se estaban aguantando las risas - Muy gracioso - dije haciéndome la resentida.

- ¿Entonces la puedo invitar? - dijo agarrándome de la cintura

- Más te vale 

- Está bien, ¿Qué tomas? 

- Blueberry

- ¡Wow! Con toda. - soltó una carcajada

- Siempre- contesté haciendo que se carcajeara

- Jes dos Blueberry por favor

- Ahora mismo

- Gracias, toma quédate el cambio - dijo entregándole un billete de 100 dólares

- ¿Acabas de dejarle más de diez dólares de propina?

- ¿A caso no se los merece? - dijo dejándome muda

El resto de la noche la pasamos todos juntos hablando de tonterías varias, aunque Fer como siempre tuvo que introducir alguna de sus filosóficas preguntas existenciales del tipo ¿Por qué las arañas tendrán ocho patas si con cuatro ya les sobra? Eran cerca de las cuatro de la madrugada cuando sugerí que a lo mejor ya era hora de irnos a casa.

-¡Está bien! - exclamó Dante totalmente ebrio- Los llevo - dirigiéndose a Ferran y a mí ya que Erik Sergi y Jacob vivían en direcciones opuestas

- Por supuesto que no, hoy conduzco yo - contesté seriamente

- Deb, esto ya lo hablamos ayer –dijo tratando me apuntarme

- Me da igual hoy conduzco yo - le sonreí victoriosa

- De acuerdo - dijo Dante dirigiéndose a la puerta

- No sabía que tuvieras carnet- me susurró Ferran al oído

- Porque no tengo- contesté con las llaves del coche de Dante en la mano.

- Esto promete

- Tranquilo, lo llevo en la sangre, ¿Recuerdas?

Y ciertamente podría decirse que así era ya que mi padre había sido piloto de rally de camiones monstruos y mi hermano era piloto de F1. A pesar de ello debo reconocer que estaba nerviosa, esa iba a ser la segunda vez en toda mi vida que iba a conducir un coche y la primera había sido a los seis años, sentada en las rodillas de mi padre, quien controlaba los pedales a los que yo no lograba llegar.

-Está bien, ¿Todos listos?-dije una vez dentro del coche

- ¿Por qué lo pregunta? - cuestionó Dante dirigiéndose a Ferran que lo acompañaba en el asiento trasero

- Será mejor que te pongas el cinturón- contestó

- Dime que la persona que está a punto de arrancar mi Jeep sabe conducir-exclamó alarmado

- Bueno es un buen momento para comprobarlo - intervine y acto seguido le di al contacto y aceleré, de manera que el coche salió disparado hacia la carretera. Debo decir que, a excepción de un par de problemas con las marchas, el viaje transcurrió sin alarmas y gracias a Dios la policía no nos detuvo, porque la multa sería hasta las nubes y para mi suerte no poseo mucho dinero para pagar la multa del auto de Dante.

El precio de la Fama© (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora