Día 35 (Parte 2)

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Entonces Laila, mi mejor amiga, salió a intentar levantarme el ánimo y tranquilizarme.

Ella sabía muy bien que cuando me encontraba así era capaz de cualquier cosa.

Lágrimas de impotencia asomaban por mis párpados.

Me abrazó.

No le respondí.

Pedí volver a entrar al aula.

Sentí tu mirada y la de toda la clase sobre mi.

Eso me enfureció aún más.

Por primera vez en mi vida, la respiración se me hacía pesada.

Mi nariz, cada vez que inhalaba, cerraba las fosas nasales con fuerza,

Provocando que el aire no fuera el suficiente.

Sentí mi corazón latir a mil por hora.

Me había mareado.

Escuchaba todo a mi alrededor como si me hubieran puesto un amplificador en los oídos.

Sentía el mundo girar.

Definitivamente esto iba a parar.

No volvería a encontrarme de este modo nunca más.

Me lo prometí,

Me prometí dejarte atrás.

Olvidarme de ti.

No prestarte atención.

Y sobre todo,

Ser feliz aunque tú no lo estés.

Quería darme esa satisfacción por una vez en mi vida.

Y lo haría.

Querido Gabriel,

Quiero que sepas que...

Esta chica, se despide de sus sentimientos hacia ti muy cordialmente.

Espero que, tu corazón, siga destrozándose con el tiempo y te enseñe a ver lo que hiciste durante todo este curso.

El mio colocará, con orgullo, una cinta de precaución a su alrededor y no dejará a nadie más llegar a él con tanta facilidad.

Ya no más.

Y esta vez, si es verdad.

Quiero que sepas que...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora