A la mañana siguiente, la madre de Alexander se levantó al horario que solía levantarse para preparar el desayuno a sus "dos hijos", pues era así como veía a Gabriela.
Al ver que ninguno de los dos había bajado aún al comedor, se preocupó. Decidió subir al cuarto en el que ambos se encontraban, pero no esperaba encontrarse con aquella escena.
Aunque al principio le aterrorizó la idea de que tuvieran algo, luego recordó las de veces que su hijo le hablaba de cuánto amaba a Gabriela. Al final hasta acabó sacándole una sonrisa y todo.
Creyó que ya era hora de que se levantaran, pero cómo no; quería capturar ese momento para la posteridad.
Fue a su cuarto a la velocidad de la luz para agarrar su móvil, regresó a la habitación de los tortolitos y les tomó una foto.
Acto seguido los despertó, provocando nervios, miedo, y más que una cara roja de la vergüenza.
La madre, cómplice de lo que ocurría allí, pidió una explicación actuando su repentino enfado.
-Mamá, Gabriela... eh...
-Yo, yo... tenía frío durante la noche... y...
-¡No habían mantas! Sí, y... decidí acostarme con ella- Resolvió nervioso
-Bien, ¿Y por qué no tienes camiseta muchacho?- cuestionó María, divertida, aunque ocultándolo
Ambos abrieron los ojos como platos. Hasta que:
-Calor...- Respondió Gabriela
-¿Calor?- Le preguntó Alex después de mirarla con una ceja arqueada.
-Sí, calor. Osea, yo tenía frío, pero él tenía calor... Entonces, se acostó conmigo resolviendo el primer problema, y se quitó la camiseta resolviendo el segundo. Así de simple...
María, madre del chico, repartió miradas entre los dos jóvenes. Le causaba gracia el hecho de que intentaran ocultar lo que realmente pasaba allí con excusas extrañas.
Intentó volver a decir algo, pero entonces Alexander se levantó con la excusa de que quería bañarse y corrió al baño particular que tenían dentro de la habitación.
-Sí, y yo tengo que... cambiarme. Sí, eso, cambiarme- Carraspeó Gabriela, cerrándole la puerta en las narices a la pobre María que seguía intentando aguantar la risa.
Al final, ninguno de los dos había mentido en lo último. Mientras Alex se terminaba de bañar, Ela buscaba su uniforme bordó.
Alexander salió del baño llevándose la sorpresa de encontrarse la espalda desnuda de su amiga.
Ella, con un Jean puesto, se estaba por colocar el sujetador; explicación de por qué su amigo la encontró así.
Él tenía una toalla enredada en la cintura, con un bóxer por debajo claro, no nos hagamos ilusiones chicxs.
Aún estando empapado, se acercó a Ela y le rodeó la cintura con ambas manos. Ella mordió su labio inferior con cautela, sintiendo como la piel mojada de Alex hacía contacto con la de ella.
Acto seguido sintió un dedo recorrer su espalda de arriba a abajo, lo que le provocó escalofríos.
Más tarde sintió la respiración cálida de su chico en su cuello, para acabar sintiendo un par de labios besando y chupando esa zona.
Ahora tenemos claro de que a Alex le encanta el cuello de Ela.
Él ayudó a su amiga a abrocharse el sujetador, ella ya cómoda se dio la vuelta acabando entre los brazos del rubio que tenía a su vista.
Nadie sabe por qué, pero él la trataba como si ya fuera su novia, por lo que la besó en los labios una vez más.
Tras cambiarse ambos con el uniforme, prepararon la mochila, desayunaron frente a los ojos amenazantes de María y se fueron al instituto.
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Quiero que sepas que...
Teen Fiction270# en DIARIO: 17/05/18 275# en DIARIO: 18/05/18 262# en DIARIO: 22/05/18 Créditos por la portada a: @twfashe -Te amo, Ela- Dijo él con cierto atisbo de anhelo -Lo siento, pero ahora estoy muy confundida y no sé si podría corresponderte- Respondió...