D͟e͟s͟d͟e͟ E͟s͟e͟ M͟o͟m͟e͟n͟t͟o͟ ©

Capítulo 3

El sol brilla de manera majestuosa.

Las hojas de los árboles danzan con lentitud al mismo ritmo del viento, dándole al día una sensación de elegancia que dejaba a todo ser viviente mudo de la impresión.

Un chico moreno caminaba con lentitud, dejando que la misma naturaleza lo rodé con su belleza, aquel moreno de ojos verde se acomodaba su cabello azabache de marena graciosa, él no entendía su actuar, sin embargo él lo hacía.

Se preocupaba por todo más que antes y sobre todo si tenía que ver con ese chiquillo que había conocido hace aproximadamente una semana atrás.

El chico sonríe con gesto nervioso al recordar el día en que tuvo la suerte de conocer al sheriff del pueblo. De sólo recordarlo le daban ganas de correr con su niño y esconderse en la primera cueva que viera para que el hombre no lo separará de su niño.

La mansión Hale se encontraba envuelta en un silencio cómodo, uno que desde la muerte del padre de la manada ya no estaba.

Todos se encontraban en sus cómodas camas durmiendo tranquilos sin preocuparse por que los familiares del niño lo estuvieran buscando, pues para todos ese niño ya pertenecía a ellos y tenerlo ahí era la mejor cosa que podían tener.

Lo sentían como manada, él era el hogar de todos, era la pieza faltante, la luna próxima de la herencia Hale.

Pero esa tranquilidad y paz interna se vería interrumpida muy pronto por el padre alterado del niño de 8 años.

Las sirenas de 10 patrullas se escuchaban a 100 metros a la redonda de la mansión Hale, la cual se mantenía resguardada por todo el extenso bosque.

La angustia, la desesperación y la frustración se podía percibir para los lobos, incluso, si eran consientes de que no venía de un lugar cercano.
Todos eran consientes de que aquella persecución tenía que ver con su nuevo gozo, en cambio un moreno adolescentes prefería ignorar aquel sonido desesperante y aquellas emociones que le causaban malestar, para seguir teniendo el pequeño cuerpo de su niño en la comodidad de su pecho.

Sí, Stiles, el niño que aproximadamente unas cuantas horas atrás había preferido tenerlo lejos ahora estaba tan cercas como nunca nadie había estado, ni siquiera su pequeña hermana Cora estuvo así de cercas a él como lo hacía su niño, aunque su lobo al parecer le encantaba la sensación del cuepro diminuto encima del suyo como para ponerse a regañar sobre la cercanía o el olor.

Los minutos pasaban convirtiéndose en tediosas horas para el sheriff del condado.

Noah Stilinski; padre de Mieczylaw Stilinski, alias Stiles Stilinski, daba vueltas por toda la zona, mandando a las patrullas de acá para allá en busca de su único hijo de a penas 8 años de edad que salió de clases antes de tiempo y no volvió a saber nada de él, lo que más le preocupaba al hombre era que había toque de quedá por un asunto de Asesino en serié el pueblo era tranquilo, pero de vez en cuando algún turista llegaba a ponerle un poco de acción al condado de Beacon Hills, cosa que desmoronaba al pobre hombre que se desvive entre el trabajo y su mujer enferma a muerte, y ahora, también su hijo perdido, ¿Qué le diría a su esposa? ¿Dónde estará su hijo? Esas y muchas más preguntas atormentaban la mentalidad poco cuerda del hombre.